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Información General |Comercios y grandes cadenas rediseñan sus estrategias para amoldarse a los nuevos tiempos

La crisis desató una ola de recortes y cambios de hábitos entre los platenses

Salidas, ropa, televisión por cable, delivery, viajes en taxi están en baja por la reasignación de recursos que llegó tras la inflación, tarifazos y devaluación. Un nuevo mapa de consumo aparece para afrontar la situación

La crisis desató una ola de recortes y cambios de hábitos entre los platenses

las casas de venta de electrodomésticos hacen malabares con las ofertas para captar clientes. los intereses con tarjetas de crédito ponen contra las rejas a las ofertas /Demian Alday

14 de Octubre de 2018 | 03:09
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Internet, con su uso casi imprescindible para la comunicación, parece ser el último recurso a la hora de definir recortes en los gastos hogareños. Sin embargo, Marcela Tauro, vecina de Los Hornos, ya abandonó el servicio de wi fi en su casa. “Soy jubilada”, aclara y así sintetiza todo.

Entre los tarifazos en los servicios públicos y la suba constante y generalizada de precios el poder adquisitivo de la gente se derrumba y, frente a la devaluación de los ingresos, se cambian los hábitos de consumo.

Las familias de la Región, a la hora de gastar, fijan prioridades, y en ese acomodamiento doméstico resignan consumos que hasta unos pocos meses atrás formaban parte de su vida cotidiana. El reajuste pasa por las salidas, la ropa, la televisión por cable, el recambio de electrodomésticos, el delivery, los viajes en taxi, el gimnasio. Y es que hay que pagar sí o sí los alimentos y los servicios más básicos como la luz, el gas y el celular que, se sabe, se están llevando una significativa porción de los salarios.

En el supermercado la frase que más se repite es “yo ahora busco por precio” y así se relegan las primeras marcas en favor de las segundas y hasta terceras opciones. Además, como otro cambio de hábito se observa en que las compras vinculadas a la alimentación, que antes eran semanales ahora se realizan cada dos o tres días y se adquiere por vez lo mínimo e indispensable.

“Vamos menos a cenar afuera; empezamos a comprar segundas marcas; ya no llevamos congelados sino productos frescos que son más baratos; para la limpieza de la casa compramos lo básico, como detergente y lavandina, en lugar de la variedad de limpiadores; y cocino más porque no llevamos tanta mercadería ya elaborada”, detalló una abogada del centro platense mientras guardaba en el baúl de su vehículo las tres bolsas que acababa de llevarse de una de las cadenas de súper de la Ciudad.

Al caminar un rato por los centros comerciales de La Plata se advierte fácilmente la crisis y calle 12, un lugar muy frecuentado por los platenses es un ejemplo en ese sentido: la mayoría de los locales están vacíos, una realidad que por otra parte confirman los vendedores de casas de indumentaria, calzado, electrodomésticos, libros, heladerías y toda la gama de negocios que se extienden a lo largo de unas diez cuadras. “En los últimos días no entra nadie, ni a consultar precios siquiera”, se lamenta una joven vendedora de ropa de mujer de 12 entre 57 y 58.

El fenómeno viene remarcándose hace tiempo, con una particular preocupación, desde los sectores de la actividad mercantil. Semanas atrás, la consultora Arquetipos llevó a cabo un relevamiento para el cual tomó un universo de 250 negocios. Según los resultados de la encuesta, el 89,9 por ciento de los comerciantes atribuye la disminución de las ventas a la situación económica del país. El informe indica también que el 45,8 por ciento de los consumidores no compra las mismas marcas que el año pasado y que mutaron sus elecciones a productos de firmas más económicas.

Las cuentas que angustian

El matrimonio de Daniel y Mariela Núñez, padres de tres hijos, recortó salidas que hasta hace poco los reunía a todos en las casas de comidas rápidas, como también las meriendas afuera los fines de semana (“No salen menos de 700 pesos”, se queja el marido). En ese caso, lo que más ahorca la economía familiar es la factura de gas. “Tuvimos que pagar 4.000 pesos y entonces ya no podemos darnos algunos gustos”, agrega con amargura la mujer.

Y es que el servicio de gas, con un costo descomunal en la mayoría de los hogares de la Región, limita para otros gastos. De ahí que el Defensor del Pueblo Adjunto de la Provincia, Walter Martello, destacó en una charla que ofreció en la XIV Edición del Congreso Internacional “Gobierno y Servicios Públicos”, que a raíz de las tarifas, “que son confiscatorias, hacen que cada vez más familias se desconectan de la red”. El funcionario añadió, como agravante, en ese sentido, que “los aumentos en las boletas de luz y gas no tuvieron correlato en una mejora sustancial de la calidad de los servicios”.

sólo lo de primera necesidad

Las cámaras empresariales, como la multisectorial Calpo (del oeste platense), ven el “ajuste de cinturón” familiar día tras día. “Con las variaciones por rubro, todos los sectores han sufrido algún tipo de merma en su actividad”, subraya el presidente de la entidad, Diego Príncipi al tiempo que precisa: “los recortes pasan por el restaurante; la indumentaria; los productos congelados que se reemplazan por los frescos, menos industrializados y más baratos; en el uso de los vehículos, por el precio de los combustibles; y hasta ha caído el consumo de verdura”.

Ya compramos segundas marcas y cocino más porque no llevamos tanta comida elaborada”

 

Salir a cenar, un hábito muy platense entre las capas medias, es una de las primeras restricciones a las que se ajustan las familias. En eso coinciden los emprendedores gastronómicos de la Ciudad, que ven, también, sus locales con muy pocos comensales.

Lo llamativo, según resalta uno de los dueños de una tradicional cervecería, es que la gente no sólo abandonó el programa de ir a comer afuera por la noche, sino que también se achicó el público que los días hábiles, en el horario del almuerzo, salía del trabajo para comer. “Por lo menos un 30 por ciento ya no lo hace”, asevera el representante del sector al tiempo que asegura que la caída de la actividad se profundizó entre julio y septiembre pasados, “con la última devaluación del dólar , la inflación y el cada vez más bajo poder adquisitivo de la gente”.

El otro ajuste manifiesto, que se deduce de las largas filas de unidades en las paradas de taxis, se hace también con los medios de locomoción que son más rápidos pero a la vez menos baratos. Como será la alicaída actividad de ese transporte público que los titulares de las licencias no terminan de definir si solicitan o no el aumento de la tarifa de todos los octubre en el Concejo Deliberante.

Desde uno de los gremios de los choferes se percibe la baja de pasajeros. “Antes por diez o doce cuadras la gente podía llegar a tomar un taxi; ahora camina o busca un transporte más barato, un remís o un transporte ilegal”, precisa el secretario general del Sindicato de Conductores de Taxis, Juan Carlos Berón.

Ante ese panorama se observan distintas estrategias comerciales para sostener las ventas con servicios más personalizados, combos de productos y descuentos por pagos en efectivo.

 

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las casas de venta de electrodomésticos hacen malabares con las ofertas para captar clientes. los intereses con tarjetas de crédito ponen contra las rejas a las ofertas /Demian Alday

en los supermercados cada vez cuesta màs llenarlos. los consumidores buscan segundas marcas y llevan sólo lo esencial/ demian alday

“Pasamos de las primeras marcas a las últimas. Los precios son un desastre. Tenemos que ir a lo más barato. Y las salidas con los chicos ya las recortamos. No podemos tener esos gastos”. Daniel Núñez Vecino de Los Hornos

“Los libros son lo primero que se recorta. Ahora se piensa en poder comer y pagar las tarifas. Hay otras prioridades antes de comprar un libro. Estos días están siendo durísimos. No se vende nada”. Juan Manuel López Empleado de librería

“Yo voy por el precio; no compro más por la marca. Saqué internet de mi casa porque soy jubilada y no lo podía pagar más; espero que sea solamente algo transitorio, pero esto parece ir para largo”. Marcela Tauro Vecina de Los Hornos

“Acá la gente lo único que lleva son zapatillas, y si las necesita. Nos quedaron, por ejemplo, casi todas las camperas del invierno. No se vendieron. Además se busca comprar con descuentos y promociones”. Leonardo Benítez Encargado de casa de deportes

“El año pasado iba y venía del trabajo en colectivo, pero hace unos meses saqué cuentas y vi que me convenía mucho más usar el tren, porque el boleto sale un poco más de 4 pesos”. Aldana Lavallén Vecina de Villa Elisa

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