Los vecinos de un complejo habitacional de Olmos dicen estar “aterrados” por los robos
Edición Impresa | 11 de Noviembre de 2018 | 05:03

Desde que se construyó este nuevo barrio en Olmos, hace dos años, hay cerca de 1.000 vecinos que comparten algo más que un complejo habitacional: la inseguridad y el hartazgo.
Tanto, que el viernes a la noche unas 150 personas montaron un piquete en plena avenida 44 para denunciar la falta de respuestas a sus demandas de prevención, después de que una mujer y sus pequeñas hijas sufrieron una violenta entradera en su casa.
Como informó este diario en su edición de ayer, la protesta se concretó en 44 y 173, desde las 19.30 y por espacio de una hora y media, luego de que previamente residentes de la zona se reunieron en una asamblea y analizaran diversas mociones para mostrar su descontento por el tema.
Pero la bronca de los vecinos del barrio “Gigante del Oeste” -donde de las 432 casas hay 315 habitadas en un predio de 21 hectáreas- por la entradera sufrida horas antes por una mujer y sus nenas al llegar a su vivienda de 49 bis y 176, obró como disparador de la decisión de recurrir al corte de calle.
“ESTAMOS DESPROTEGIDOS”
El desafío que se les plantea a los habitantes de ese barrio de 22 manzanas es el de seguir bregando para tratar de conseguir la tranquilidad que imperiosamente necesitan.
“Queremos una reunión con el secretario de Seguridad de la Municipalidad, Darío Ganduglia para saber de qué manera podemos contar con seguridad dentro del barrio. Hacen falta patrullajes, cámaras de seguridad e iluminación”, dijo Daniel Santu, uno de los frentistas de la zona que charló ayer con este diario.
Por lo pronto, anticipó, “el martes tendremos un encuentro con funcionarios de la Defensoría del Pueblo bonaerense” para gestionar que alguna línea de colectivos ingrese al barrio, ya que muchos robos ocurren en esos 300 metros que los vecinos deben caminar “por un descampado para llegar hasta una parada”.
También puntualizó que “la inseguridad la padecemos desde que comenzamos a vivir en el barrio”, que se levantó en el año 2016, desde las calles 173 a 177 y desde 47 a 52.
Los vecinos confirmaron que mientras cortaban la avenida 44 se acercó al lugar el titular de la comisaría Decimocuarta, a la que pertenece por jurisdicción el barrio: “Nos dijo que no tienen móviles suficientes para cubrir toda la zona y por eso no pueden poner un patrullero fijo dentro del barrio”, relató Daniel, sin pasar por alto que “desde barrios cercanos al nuestro, como El Centinela, Las Cañitas, Nueva Esperanza, y Cristo Rey, entre otros, se solidarizaron con nuestro reclamo”. Es que “ellos también comparten la preocupación por los robos”, reflejó.
Otros vecinos del barrio, que sólo se identificaron con sus nombres, Florencia (35), Javier (57), Marcelo (52), Ana (48), Lorena (41), Carlos (31), Luana (34) y Valeria (37), coincidieron casi al unísono en manifestar angustiados que “estamos desprotegidos por el accionar cada vez más frecuente y peligroso de los ladrones”.
Según sus relatos, hasta el viernes al mediodía, cuando una mujer fue sorprendida por motochorros en la puerta de su vivienda, “los robos sucedían cuando no estábamos”.
“Es más -apuntó Carlos- al principio nos llevaban las cosas cuando las viviendas estaban en construcción, pero de a poco se han ido animando a más hasta llegar a esta situación que nos tiene mal a todos”.
Ana, por su parte, sintetizó la misma sensación que sienten muchos de quienes viven en el Gigante del Oeste y barrios aledaños: “Da miedo salir de casa para ir a trabajar, porque no se sabe con qué panorama se encuentra uno a la vuelta”.
“A varios de nosotros nos costó mucho tener nuestra casa propia, después de haber alquilado en algunos casos durante 20 años. Por eso nos duele todo lo que nos roban y a cualquier hora”.
LOS SECTORES MÁS CRÍTICOS
Consultados acerca de cuáles son las arterias más “calientes”, detallaron: 47 y 177, donde se corta la calle; 52 y 177 y 52 y 173.
Acotaron que “hay muchos motochorros al acecho. Y muchos que los han visto en una moto roja”. A los protagonistas de la entradera del viernes todavía no lograron identificarlos.
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