La doble vida del financista que en Panamá abrió cuentas y hogares

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Alejandro Castañeda

afcastab@gmail.com

La doble vida amorosa siempre existió. Nada que ver con el poliamor. En la doble vida no hay contra entrega ni permiso. Sus practicantes son adúlteros que llevan lejísimo sus modelos y acaban construyendo hogares dobles que exigen mucha dedicación, mucha memoria y muchos ahorros.

Fabián Rossi, el ex de Iliana Calabró y de Elaskar, confesó que mantuvo una doble vida con absoluta formalidad y compostura Declaró que en Panamá tenía otro hogar, otra señora, otros hijos, otro departamento y otra cuenta bancaria. Dijo que pasaba unos meses allá y otros aquí. En la Rosadita, al lado de los Báez, había aprendido a sumar y repartir. Amar y saber dividirse fue la consigna clave de este hombre que abría cuentas y hogares con mucha facilidad. Y los mantenía solventes y anónimos. Convengamos que la proeza –porque debe ser titánico administrar domicilios duplicados- de tenerlos lejos y ocultos, le abre un frente expectante a la vida matrimonial. La mayoría no puede con uno y él disfrutaba con dos. Ese par de familias lo habían confinado a un bipartidismo perpetuo que se retroalimentaba de distancia y adrenalina y que usaba los intervalos para recargar añoranzas, noticias y deseos.

El tipo había empezado siguiendo las órdenes de sus jefes. Dejaba en Panamá cuentas dobles y dólares culposos. Y una cosa trajo la otra. Comenzó escondiendo fondos y acabó ocultando hogares. Las cajas de seguridad, los paraísos fiscales, los depósitos encubiertos lo habían adiestrado en el arte de sacar de circulación hijos y señora. En cada viaje, los bolsos de Rossi llevaban dólares licitados, pero también mentiras renovables y caricias a plazos fijos. Sus hogares offshore generaban dividendos y deberes. Porque debe ser trabajoso sostener la peripecia de una vida bien afirmada, visible y redoblada. Rossi hablaba todos los días con los ausentes y se mostraba interesado en la minucia diaria de los que estaban lejos. Cumpleaños, enfermedades, proyectos, todo se conjugaba en ese doble escenario donde la comedia del amor mellizo lo obligaba a depositar en las dos cuentas algo más que billetes. ¿También la señora de Panamá lo dejó? Declarante sumiso, acorralado por las coimas no por sus infidelidades, sin plata ni rosaditas, Rossi enseñó que con viento en contra hasta el mejor amor sabe arrepentirse.

No fue el único. Una pregunta realizada por el periodista Carlos Pagni, en Odisea (LN+), desató una respuesta inesperada por parte de Néstor Míguez, presidente de la Federación de Iglesias Evangélicas. “El celibato trae sus problemas. Yo he tenido y sigo teniendo amistad con muchos curas que me dicen: ‘Sí, el voto celibato está muy bien, pero dos veces al mes hay que romperlo...”. Aunque una cosa es traicionar Eliana y otra, engañar al de más arriba.

Ortega y Gasset decía que nadie que no tenga una doble vida es interesante. Un señor tan circunspecto y pensante sentía que debajo de lo que se ve hay un mundo inconfesable que prospera jugando a las escondidas. Y García Márquez aseguraba que todos tenemos tres vidas: la pública, la privada y la secreta. Se supo por ejemplo de una monja que estuvo en un convento hasta los 18 años, que decidió dejar los hábitos y ahora es una estrella porno que, entre rodaje y rodaje, sigue yendo al templo, porque reconoce que fue allí, entre soledades y sueños prohibidos, que aprendió a valorar la fuerza del deseo. Más sincera que los curas de los polvos quincenales, Yudy Pineda de Ituango (Colombia) disfruta del sexo todos los días, pero nunca se pierde la misa dominical. Y relató a Caracol TV que ha sido una persona muy devota desde la infancia y que a los 10 años se fue a un convento y permaneció allí durante ocho años, entrenándose para ser monja. Se sentía muy feliz, pero se enamoró de un maestro religioso y decidió renunciar a su vocación cuando empezó sentir que el más allá la abandonaba y que el más acá la llamaba con ganas.

El Papa Francisco por las dudas avisó que el Diablo existe pero esta derrotado. ¿Será así? Uno siente que es como la inflación, a la que todos prometen matar pero siempre está resucitando.

Los depósitos encubiertos lo habían adiestrado en el arte de sacar de circulación hijos y señora

 

 

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