Privaciones no monetarias, la otra cara del flagelo en los hogares vulnerables
Edición Impresa | 9 de Diciembre de 2018 | 02:48
Leyla tiene 7 años y cuenta que una vez fue al cine. Para muchos de los chicos que asisten al comedor “El Rincón de los Niños” de Los Hornos, e incluso para algunas de sus madres, el dato resulta llamativo: es que muchos de ellos no fueron nunca al cine y tampoco conocen el centro de la ciudad ni vieron de cerca la Catedral.
“Las familias típicas que vienen al comedor tienen tres hijos o más, un trabajo informal, viven en casillas a las que les faltan muchos servicios, algunas con piso de tierra y en una zona cercana a la vía que es inundable”, cuenta Rosalía Villalba Martínez, la referente del espacio.
Del testimonio de las madres surge que el hacinamiento es una cosa habitual en las viviendas del barrio , en el que se van sumando hijos y nietos a un primer núcleo familiar.
Son aspectos que tienen que ver con la pobreza multidimensional a la que se refieren los organismos como Unicef. Otro es la dificultad para el aceso a la salud.
“La mayoría de las familias del barrio no tiene cobertura médica. Hay una salita cerca y también un hospital, pero los problemas empiezan cuando se necesitan medicamentos, porque es muy difícil conseguirlos y muchas familias no los pueden pagar”, dice Rosalía
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