Estreno para un conglomerado opositor y punto final para el triunvirato de la CGT

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Mariano Spezzapria
@mnspezzapria

La marcha que hoy encabezará Hugo Moyano sobre la avenida 9 de Julio expresará, en lo discursivo, duras críticas al Gobierno por las reformas previsional y laboral, la inflación y los despidos en la órbita del Estado, pero más allá de lo que diga el jefe camionero desde el palco, la convocatoria será el punto de partida para un conglomerado opositor de impreciso destino político y, a la vez, el certificado de defunción para el actual triunvirato de la CGT.

Esas serán las dos consecuencias inmediatas que provocará el acto que cerrará Moyano, pero que también tendrá otros oradores, como el triunviro cegetista Juan Carlos Schmid, el único de ese cuerpo de conducción colegiada de la central obrera que estará al pie del cañón junto a su jefe sindical, ya que Carlos Acuña (referenciado en Luis Barrionuevo) y Héctor Daer (exponente de los Gordos) se plegaron a un operativo tendiente a aislar a Moyano.

En la Casa Rosada estuvieron muy activos en las últimas semanas en la búsqueda de desactivar la convocatoria, en conversaciones reservadas con sindicalistas de las que participaron varios ministros (Jorge Triaca, Rogelio Frigerio y Guillermo Dietrich entre ellos) e incluso, según deslizaron fuentes gremiales, el propio presidente Mauricio Macri. El argumento oficial es que Moyano quiere dar una demostración de fuerza para zafar de las investigaciones judiciales.

Pero eso no sucederá, al menos en lo que concierne a la Justicia federal de Morón y de Quilmes, que pusieron el dedo en la llaga moyanista de las empresas familiares y en los vínculos de Pablo Moyano con la barrabrava de Independiente. Una tercera espada de Damocles sigue pendiendo sobre el jefe histórico de los Camioneros: las decisiones administrativas y judiciales que definirán la suerte de la empresa postal OCA, en la que el gremio está directamente involucrado.

Ese combo explosivo, que Moyano logró mantener fuera del accionar judicial en los últimos años, apelando a sus contactos políticos, amenaza ahora con cercar al líder de los camioneros y a buena parte de su familia. El rechazo del histórico sindicalista a las reformas laboral y previsional, sumado al acercamiento de Pablo Moyano con Máximo Kirchner, completan una postal de enfrentamiento directo entre este sector del gremialismo y el macrismo afincado en la Casa Rosada.

El renovado entendimiento con el kirchnerismo le genera a Moyano un efecto colateral: los gremios que habían tomado distancia de la ex presidenta durante el último tramo de su segundo mandato, ya avisaron que no lo van a acompañar porque no están dispuestos a “comprar el paquete” con el camporismo como “presente griego”. Por eso Moyano quedó casi obligado a ampliar el espectro de apoyos sumando al “triunvirato piquetero” y a la izquierda.

Incluso es probable que dirigentes de la CTEP, la CCC y Barrios de Pie no sólo acompañen a Moyano esta tarde en el palco que se montará en la 9 de Julio y Belgrano, sino que también tomen la palabra. Uno de ellos, Juan Grabois –un joven dirigente cercano al Papa Francisco-, acaba de desmentir que vaya a ser candidato en la Provincia el año que viene. La gran duda, en este marco, es si Moyano también habilitará el micrófono para un kirchnerista, que podría ser Hugo Yasky.

Como sea, la palabra final la tendrá el propio Moyano y se descuenta que contendrá “palos” para el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, por afirmar que el problema de la Argentina es el trabajo en negro, cuando su familia tenía una empleada doméstica en esa condición. Pero más allá de las chicanas que seguramente las habrá, un aspecto clave de la marcha será la seguridad. Por el bien del país, sería importante que no se repitan incidentes como los del Congreso a fines de 2017.

 

 

 

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