Daniel Day-Lewis: ¿se va la última?
Edición Impresa | 11 de Marzo de 2018 | 04:55

La experiencia de rodar “El hilo fantasma”, que llega a los cines el jueves, dejó a Daniel Day-Lewis tan repleto de tristeza que ha decidido abandonar la interpretación, pero las elogiosas críticas que ha recibido por su espectacular trabajo podrían endulzar su retirada o hasta convencerlo de volver, claro: no es la primera vez que el dueño de tres premios de la Academia, nominado también este año (terminaría venciendo Gary Oldman por “Las horas más oscuras”) ha amenazado con decir adiós al cine...
“Si esta es su despedida, es de diseño, elegante y exuberante”, dice el New York Daily News. Un Daniel Day-Lewis que, según otros críticos, traza el arco de su personaje “con un dominio majestuoso” y compone “una sinfonía de estados de ánimo: sardónico, melancólico, inspirado e impaciente”. Una interpretación “brillante”, de un “maestro” que se retira “con estilo” y que deja para la historia un trabajo “rico, indeleble y en ocasiones maravillosamente repugnante”. Elogios para Day-Lewis y para el filme dirigido por Paul Thomas Anderson, unas de las voces más intensas del cine norteamericano, con destino de Olimpo, que vuelve a construir una puesta en escena artesanal, sutil y magnética desde las texturas, los sonidos y los silencios: cine puro, un escenario ideal para el retiro de Day-Lewis, que ganó uno de sus tres Oscar por “Petróleo sangriento”, impactante cinta de Anderson de 2007.
MÉTODO Y LOCURA
Hijo del poeta Cecil Day-Lewis y la actriz Jill Balcon, Day-Lewis debutó a los 14 años en “Sunday, Bloody Sunday” (1971), aunque verdaderamente llamó la atención de los críticos fue con sus trabajos en “My Beautiful Laundrette” y “A Room With a View”. El intérprete de “El último de los mohicanos” o “La edad de la inocencia” se caracteriza por ser tremendamente selectivo con las ofertas de trabajo que acepta, por su versatilidad y su obsesiva preparación de los personajes bajo el método Stanislavski, que requiere inmersión total en el personaje (y se ha llevado la mitad de los premios de la Academia al mejor actor protagónico).
En su última película, “El hilo fantasma” Day-Lewis, de 60 años, da vida a un diseñador de moda en el Londres de los años cincuenta, un hombre frío y maniático, que comienza una relación con una joven camarera, un papel en el que brilla la luxemburguesa Vicky Krieps en su debut en el cine estadounidense.
Una película que espeja la obsesión creadora de su director, Anderson, entre la pasión artesanal por el detalle y la locura, y también podría ser metáfora de la vida de Day-Lewis y si inmersión total en sus personajes: el complejo rodaje de la cinta, de hecho, llevó al actor irlandés a decidir que se retiraba de la actuación. Y asegura que esta vez es la definitiva, después de que en 1999 se alejara de los escenarios para aprender el oficio de zapatero artesanal en Florencia.
En aquella ocasión, Martin Scorsese le convenció para regresar con “Pandillas de Nueva York” (2002), que le valió su tercera nominación al Oscar -tras ganar uno por “Mi pie izquierdo” (1989)-.
En esa segunda etapa de su carrera, redujo mucho sus trabajos. Solo participó en “La balada de Jack y Rose” (2005), dirigida por su mujer, Rebecca Miller; la mencionada “Petróleo sangriento” (2007); el musical “Nine” (2009) -basada en “8 1/2”, de Federico Fellini-, y “Lincoln” (2012), el filme de Steven Spielberg por el que logró su tercera estatuilla.
Un premio que le convirtió en el único actor que ha ganado tres Oscar como protagonista y que le sitúa a solo uno de la gran Katherine Hepburn, la única que tiene cuatro premios de la Academia de Hollywood. Si se trata del adiós definitivo, ese récord quedará como una de las pocas cuentas pendientes del actor.
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