Dudas que queman

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Por EDUARDO TUCCI
deportes@eldia.com

Quedaron huellas de la catástrofe. Y es lo más lógico. La imagen de Lionel Messi cabizbajo dejando las tribunas del estadio antes de que terminara el partido fue la síntesis más elocuente de la humillación que sacudió a toda la selección.

Y Sampaoli pasó a ser el eje alrededor del cual se desenvuelven todas las incógnitas. Seguramente habrá entendido que no tiene consistencia alguna insistir en profundidades filosóficas (”Queremos establecer una cultura de fútbol que sea respetable”) y que deberá meter manos a la obra urgentemente buscando un Plan B sin definiciones rebuscadas ni enunciados pomposos. Ayer mismo se lo sugirió un ex capitán de la Selección, Juan Pablo Sorín, cuando vía Twitter le mandó a decir al DT que “Más allá de no traicionar el plan, es necesario buscar variantes para no sufrir en e Mundial”.

Pero volvamos a los ecos del “Wanda-Gate”. Por lo pronto varios ya no deben estar seguros de viajar a Rusia y después del 6-1 más de un signos de interrogación debe haber aparecido al lado de nombres de futbolistas que hasta el martes a la tarde tenían el bolso preparado. Tampoco resulta descabellado presumir desacuerdos entre el técnico y el plantel sobre la forma de encarar el partido en Madrid. Muchos están convencidos que el entrenador de las largas caminatas al borde del terreno expuso demasiado a sus hombres jugándole de igual a igual a España.

Sampaoli, que tiene como tarea imperiosa corregir su libreto, es el técnico que quería Messi y todo hace suponer que sigue contando con consenso en el plantel aunque ahora con reparos. A nadie le gusta quedar expuesto como quedó el equipo durante la mayor parte de los noventa minutos, cargar con un 1-6 sobre las espaldas y ser superado con tanta amplitud en el juego. No es un error advertir que la selección no estaba en condiciones de jugar abiertamente y con la guardia baja contra el equipo de Iniesta, Piqué e Isco.

No hay que estudiar la carrera de director técnico para darse cuenta que sin Messi, Di María y Agüero y con jugadores de escasa experiencia internacional como Bustos, Taglifico, Lo Celso y Meza sería muy difícil mantener el “golpe por golpe” hasta ser presa fácil de un rival poderoso y ensamblado.

Que con Messi todo cambiará es cierto. Su magnífica presencia es lo único que nos permite seguir soñando con dar pelea por el premio mayor en la máxima cita del fútbol mundial. Claro que harán falta otras cosas, como orden, una estructura de equipo más sólida y, sobretodo, un esquema definido: saber hacia donde vamos. El tiempo deberá contestar todas estas preguntas que queman y que tienen un único destinatario: Jorge Sampaoli.

 

 

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