Por el otoño atípico, hongos copan plazas, jardines y veredas y advierten por riesgos

En el Instituto de Botánica Spegazzini afirman que puede ser peligroso entrar en contacto con algunas las especies

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En nuestra región, los vaivenes del clima, cada vez más pronunciados y frecuentes, van dejando de ser excepcionales para consolidar una nueva realidad. Entre esos fenómenos, el transcurso de un otoño particularmente cálido y lluvioso marca un nuevo hito meteorológico: y con él se dieron las condiciones para el masivo afloramiento de hongos -algunos potencialmente peligrosos- en plazas, jardines, al pie de árboles, e incluso en interiores.

Estas “fructificaciones macroscópicas”, es decir estructuras que se expanden por fuera del material que están degradando y se observan a simple vista, llamativas tanto por sus formas y colores como por la velocidad con que se desarrollan y caducan, permanecerán entre los platenses en tanto se sucedan los días templados y húmedos.

Científicos de la UNLP, nucleados en el Instituto de Botánica Spegazzini -dependiente de la facultad de Ciencias Naturales y Museo- y el Instituto de Fisiología Vegetal (INFIVE), tras relevar una por una las especies de hongo, caracterizaron al episodio como “natural, aunque poco frecuente” y advirtieron cerca de los riesgos de entrar en contacto con algunas de ellas.

“Esta aparición atípica que hoy estamos viendo implica en realidad a hongos que ya estaban presentes en el ambiente de manera microscópica, invisible a los ojos” explica el investigador Mario Saparrat: “pero en estas circunstancias los podemos observar como estructuras macroscópicas gracias al alto tenor de humedad y las temperaturas moderadas, que favorecen su reproducción y el consecuente desarrollo de fructificaciones cargadas de esporas que se salen del material que están degradando”.

Los hongos son organismos sumamente ubicuos del reino fungi que pueden colonizar diferentes tipos de sustratos -tierra, madera, alimentos, materiales orgánicos de todo tipo- en hábitats terrestres y de agua dulce. Pueden desempeñar funciones ecológicas relevantes, como descomponedores, mutualistas o parásitos, y tener formas filamentosas o unicelulares sólo detectables a nivel microscópico; sin embargo, como ocurre actualmente, en las condiciones adecuadas muchos se pueden observar a simple vista.

Si bien muchas de estas fructificaciones de gran tamaño corresponden a variedades comestibles, no son fácilmente distinguibles de otras que pueden ser tóxicas, alergénicas e incluso mortales. A esas eventuales confusiones apuntaron los expertos de la UNLP, en tren de prevenir acerca de los severos riesgos de consumir hongos recolectados sin supervisión y por fuera del circuito comercial tradicional.

“Es importante evitar que los niños y mascotas tomen contacto por curiosidad con las fructificaciones de los hongos desarrollados en patios o plazas de la ciudad, debido a que algunas especies pueden ser tóxicas y la mayoría de ellas tiene gran cantidad de esporas que provocan alergias” señala Saparrat: “y tampoco es recomendable arrancarlos, excepto que se lo haga con guantes o palita y cubriéndose las vías respiratorias con un barbijo, ya que -dependiendo del estado de maduración-, hay fructificaciones que son blanquecinas inicialmente y luego se tornan coloreadas y productoras de esporas”.

“No hay ninguna regla que permita a simple vista diferenciar lo peligroso de lo comestible” aseguró el científico: “por otro lado, la intervención humana sobre el desarrollo de este reino puede ocasionar una pérdida de su equilibrio funcional en la naturaleza como descomponedor de la materia orgánica”.

 

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