Desinformación y discriminación van de la mano

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En Argentina se encuentra la segunda comunidad de gitanos más grande de América Latina, detrás de Brasil, con casi 300 mil integrantes que a su vez se dividen en los “Rom” y los “Ludár”.

Las grandes migraciones ocurrieron en dos períodos: finales del siglo XVII y mediados del XIX y desde 1989 hasta hoy.

Los orígenes da cada grupo son diversos, y esas diferencias se ven sobre todo en el idioma y en la vestimenta; aunque a todos los une el nomadismo y un fuerte sentido de identidad.

Hay gitanos provenientes de Rusia, Grecia, Hungría, Rumania, España y Serbia diseminados en todo el territorio argentino, con Buenos Aires entre las provincias más elegidas para radicarse.

El caso de la banda desarticulada en Junín, volvió a poner en el centro de la escena a una comunidad que convive con “la discriminación” y que muchas veces se ve obligada a deponer sus tradiciones para no ser “señalados por la gente común”, aseguran los voceros consultados.

“Las mujeres jóvenes son las que más deben ‘ocultarse’ para no padecer a la hora de ir a un negocio, por ejemplo, porque si las reconocen como gitanas las siguen por todo el local pensando que van a robar”, relatan las fuentes.

Esos preconceptos, aseveran, se deben a la “desinformación que la sociedad tiene de nosotros y en parte a los medios que cada vez que hay una situación como la de hoy nos meten a todos en la misma bolsa”.

 

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