Jugar un mundial con su Selección, lo mejor para todo futbolista
Edición Impresa | 1 de Junio de 2018 | 03:56

Por JOSÉ LUIS BROWN
Jugó el Mundial de 1986
Ponerte la camiseta celeste y blanca es una sensación única. Mucho más si se trata de un campeonato del mundo. Es lo máximo, nada se compara con eso, nada puede ser mejor para un jugador de fútbol. Cuando era chico lo soñaba pero lo veía tan lejano. Hasta me llegó la oportunidad. México ‘86 lo viví intensamente, como una oportunidad única. Y Dios me dio la felicidad de haber conseguido el campeonato.
Nadie, o mejor dicho pocos jugadores, llegaron a la Selección con tantas críticas como yo. Parte de la prensa y algunos hinchas decían que Bilardo me llevaba al Mundial porque le cebaba mates en la concentración. Por eso siento un orgullo enorme haber integrado ese equipo, haber marcado un gol en la final y ser un embajador eterno del país.
Una similitud entre la actual Selección y la nuestra es que las dos teníamos al mejor jugador del mundo, nosotros a Diego Maradona y ahora a Lionel Messi. Lo demás es diferente, porque los jugadores que acompañan a Messi ya tienen un nombre aun sin ganar un mundial y nosotros teníamos hambre de gloria. Ojo, eso no quita que no quieran ganar la copa. Tampoco se pueden comparar las críticas porque a nosotros nos mataban de verdad. ¿Se acuerdan las cosas que decían de Bilardo?
De todos modos Argentina es mi favorita a ganar el Mundial. Lo deseo y tiene material para conseguirlo. Pero también hay otras selecciones muy buenas y competitivas, como Francia, que se clasificó primera en Europa, Alemania que es históricamente dura, Inglaterra y España. También pongo entre los candidatos a Uruguay y ni hablar que a Brasil, porque tiene jugadores como Neymar, Coutinho, Marcelo y Firmino que se destacan. Pero insisto, yo voy por Argentina.
Para conseguir la copa se necesita trabajo e individualidades. Pero también un grupo fuerte. La unión común y el hecho de ponerse de acuerdo para ir todos por el mismo camino para salir adelante es clave. Nosotros logramos ese grupo siempre hablando de frente y peleándola. Hoy, 33 años después, seguimos unidos con la misma pasión y amistad.
Por último quiero destacar la previa, que es adrenalina pura. En mi caso, la noche antes al debut contra Corea no pude dormir. Jugar un Mundial implica olvidarte de familia, amigos y pensar únicamente en jugar al fútbol. Y hacerlo bien. Hay que dejar todo en la cancha y, cómo decía Bilardo, “si no es fractura expuesta hay que seguir jugando”. Vamos Argentina.
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