Aborto: una votación que dejó secuelas en Cambiemos y habilita al Senado

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Por MARIANO SPEZZAPRIA
mspezzapria@gmail.com

A las seis de la mañana de ayer, pensó que el proyecto se iba a caer. Se encerró en su despacho de la Cámara baja a repasar por última vez si había alguna chance de emparejar la votación, pero las cuentas no cerraban. Daniel Lipovetzky, el diputado del PRO bien conocido en La Plata, regresó entonces al recinto dispuesto a afrontar una derrota digna. Pero todo cambió en poco tiempo.

Tal vez alguno de los mensajes que Lipovetzky y sus colegas de otros bloques enviaron por la madrugada a los gobernadores que apoyaban la legalización del aborto, llegó al destino indicado. Desde La Pampa, el mandatario Carlos Verna instruyó a los tres diputados de esa provincia para que apoyen la iniciativa. No resultó un trámite, ya que dos de ellos eran proclives al rechazo.

Ahí se produjo el quiebre: sólo una hora antes de la votación, los diputados que estaban en contra de la iniciativa eran mayoría y se mostraban confiados en darla de baja, pero el pronunciamiento de los pampeanos los descolocó. Los más visiblemente afectados fueron Nicolás Massot, el jefe del bloque del PRO que operó el rechazo con vehemencia, y la jefa de la Coalición Cívica, Elisa Carrió.

“Carlos Verna instruyó a los diputados para que apoyen la iniciativa”

 

A tal punto, que desde ese momento se sentaron uno junto al otro, pese a que habitualmente Carrió ocupa otro lugar en el recinto. A esa dupla se sumó Carmen Polledo, muy cercana al presidente Mauricio Macri y vocera del rechazo a la legalización. Pero ya no tenían mucho para hacer: la política había vuelto a demostrar que la relajarse antes de tiempo es un gran error.

Carrió empezó a levantar temperatura con el discurso de Silvia Lospenatto, otra diputada bonaerense del PRO que se puso al hombro el proyecto –y que conectó con sus colegas de los demás bloques-, puesto que fue sentido y llevó el tono épico de los que sienten que están haciendo historia. Y entonces pidió hablar pese a que no estaba en la grilla de los oradores.

“No hablé durante la sesión para preservar la unidad de Cambiemos”, llegó a decir antes de que le cortaran el micrófono. El resultado de la votación hizo el resto y Carrió se terminó yendo del recinto a los gritos: “Que les quede claro, la próxima rompo”, amenazó la diputada por la capital federal. Así, quedó claro que el debate del aborto abrió heridas políticas en el oficialismo.

La sugerencia que habían tenido los diputados de Cambiemos desde la Casa Rosada era que encararan la discusión con altura, sin caer en chicanas ni provocaciones, ya que en el oficialismo conviven las dos posturas. Y hasta se podría decir que es mayoritaria la que rechaza el aborto. Pero no estaba en los planes de nadie que Massot se metiera a fondo en el “poroteo” de votos.

Por eso no faltó en el PRO quien considerara que “el colorado se excedió” y que incomodó a muchos de sus colegas con un discurso que rozó la reivindicación de la dictadura. Aunque Massot es un protegido de Monzó, habrá que ver qué sucede con él en la interna de Cambiemos. En el sube y baja de la política, la flechita para arriba quedó del lado de Lipovetzky y Lospenatto.

En los bloques opositores, en tanto, también hubo dimes y diretes. En el Frente Renovador massista, por caso, se registró una influencia externa a la bancada que no pasó inadvertida. Malena Galmarini estuvo en el Congreso durante todo el debate por la legalización del aborto y algunos le atribuyeron haberle quitado “varios soldados” a la jefa del bloque Graciela Camaño.

La diputada, de vasta trayectoria legislativa y mujer de Luis Barrionuevo, el interventor del PJ, votó en contra de la legalización, así como otros integrantes de la bancada que conduce políticamente Sergio Massa. Pero no logró retener en ese redil al “vasco” José de Mendiguren ni al matancero Fernando Asencio, que siguieron los pasos de Felipe Solá y atendieron los pedidos de Malena.

Pese a ello, en las filas renovadoras negaron ayer que haya existido un “choque de trenes” entre Camaño y Galmarini. Al tiempo que destacaron la relación política que Massa mantiene con el gobernador pampeano Verna –el hombre que hizo la diferencia en la votación del aborto- y con Miguel Pichetto, el jefe del bloque del PJ en el Senado. Ahí ya le abrieron las puertas al proyecto.

Los senadores representan el ala conservadora del Congreso, pero nadie podría acusarlos de no tener habilidad política. De ahí que el tempranero pronunciamiento de Pichetto a favor del proyecto, lo mismo que el bloque del FpV de Cristina Kirchner –quien históricamente se opuso a tratar el aborto- y del jefe de la bancada de Cambiemos, el radical formoseño Luis Naidenoff.

Así las cosas, la iniciativa a la que casi todos auguraban un fracaso legislativo, tiene ahora abiertas las puertas de par en par en el Senado. Aunque sus promotores no deberían dormirse en los laureles.

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