A remar en un mar de dudas

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Por EDUARDO TUCCI
deportes@eldia.com

La Selección chocó contra un frontón conformado por la disciplina de un rival que, conciente de sus limitaciones, se mostró firme en sus convicciones y los déficits propios que ya se presagiaban en la antesala del debut. Argentina decepcionó, se fue al vestuario con la sensación de haber defraudado las expectativas y sacando cuentas para el futuro. En definitiva quedó la sensación de estar en la prolongación de las desventuras que se fueron sucediendo durante la preparación en la que se mezclaron problemas futbolísticos y organizativos.

Un cuadro de situación preocupante que marca la necesidad imperiosa de un triunfo en la próxima cita del jueves ante Croacia. En ese marco permanecen latentes los reclamos de siempre: Messi sigue solo, el juego asociado aparece en cuentagotas y el fondo es un tembladeral. Esta misma producción frente a una selección de mayor nivel que Islandia hubiera sido peor y esa quizá es la buena noticia. La mala es que el paso en falso fuera el día del compromiso que, en los papeles, aparecía como el más accesible del grupo.

Si hasta Messi terminó metido en la confusión. Por más que fue el único –salvo algunas embestidas del Kun y otras apariciones de Meza en el segundo tiempo—que procuró encender una luz de esperanza en medio de la oscuridad dominante. El partido planteó en todo momento una confrontación entre la posesión y la concentración. La albiceleste tuvo mucho más tiempo la pelota frente a un rival que sabía lo que hacia y no tuvo ni un descuido. Encima los desacoples de la última línea argentina le dieron algo de aire a los pocos efectivos de Islandia que se animaron a cruzar la mitad de la cancha.

Salir de este pozo será la dura tarea de Sampaoli que deberá reaccionar rápidamente. Tener en claro a a que se juega resultó otro aspecto diferenciador en el partido de ayer. A la Argentina le siguen faltando ideas e imaginación. La identidad está ausente, las sociedades que necesita Messi también. Los desacoples en la última línea asustan.

La Argentina cayó en el debut en la telaraña que le tendió un equipo tan empeñoso como rudimentario. Quedó la sensación de que no se supo aprovechar el tiempo que el plantel estuvo junto para mejorar la olvidables producciones en las Eliminatorias. Messi, que lo tiene que hacer todo, se fue perdiendo en la confusión y hasta marro la posibilidad de poner en ventaja al equipo nacional a través de un penal.

Empate con sabor a frustración. Algo que no se daba en la Selección desde aquel comienzo con derrota en el Mundial de 1990 en Italia frente al modesto Camerún. Aquella vez pudo remontarse el cachetazo inicial revirtiendo la pobre impresión inicial. Recuperar la confianza que se había conseguido cuando cerró la clasificación para Rusia será un objetivo prioritario para hacer frente a rivales mucho más fuertes en partidos decisivos para la clasificación.

Por falencias propias la Selección deberá remar desde el comienzo del Mundial. Tarea nada fácil para un equipo que no termina de armarse, que se muestra como un equipo en construcción, lleno de dudas. En definitiva, deberá ahora hacer frente a Croacia pero también a la inquieta sensación de urgencia provocada por un empate impensado.

 

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