La Unión Europea y Trump se miden en una guerra comercial

Tras la decisión de EE UU de gravar la importación de acero y aluminio, Bruselas respondió con aranceles a productos de aquel país por valor de US$ 3.200 millones

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BRUSELAS

La Unión Europea (UE) cumplió el viernes pasado con su anuncio de responder a los pesados aranceles impuestos a su acero y aluminio por parte del gobierno de Donald Trump, quien ya amenazó con responder con mayores derechos de aduanas para los vehículos del bloque.

Si “los aranceles y las barreras comerciales impuestas desde hace largo tiempo a EE UU, sus grandes empresas y trabajadores por parte de la Unión Europea no se levantan rápidamente, impondremos un arancel de 20% a todos los automóviles que lleguen a EE UU que hayan sido construidos allí”, tuiteó el mandatario.

Horas antes, los nuevos aranceles europeos a productos estadounidenses como el whisky bourbon, los jeans o el tabaco habían entrado en vigor, la única “opción” de respuesta, según Bruselas, a la decisión “injustificada” de Washington de imponer aranceles siderúrgicos a sus socios comerciales.

Trump decidió no prolongar la exención temporal otorgada en marzo a la UE, México y Canadá, y les impuso el 1 de junio aranceles del 25% a sus exportaciones de acero a su país y del 10% a las de aluminio, como ya hizo previamente con China por motivos de “seguridad nacional”.

La imposición de aranceles de un 25% promedio a una lista de productos estadounidenses, publicada por el Diario Oficial de la UE, sigue los pasos de México, que adoptó medidas de represalia a principios de junio, y se anticipa a Canadá, que prevé hacerlo en julio.

Y aumenta los temores de una guerra comercial de alcance mundial, en plena tensión entre EE UU y China. “Trump abrió dos frentes y los dos podrían conocer una escalada que termine fuera de control”, señaló John Ferguson, experto del Economist Intelligence Unit.

Para el economista del banco sueco SEB, Robert Bergqvist, la guerra comercial “se intensifica”. El experto alertó además del eventual impacto en los mercados de valores y, a continuación, en la economía mundial.

Con su amenaza a los vehículos, el mandatario estadounidense apunta directamente a la primera economía de la zona euro, Alemania, en el punto de mira ya de Washington por su excedente comercial y por su escaso, a juicio de Trump, gasto militar en la OTAN.

Las medidas tomadas por la UE, comunicadas a mediados de marzo a la Organización Mundial del Comercio (OMC), entraron así finalmente en vigor y apuntan en algunos casos a los Estados norteamericanos, esencialmente agrícolas, que votaron por Trump en 2016.

Además de algunos productos siderúrgicos como determinados tipos de acero laminado, la UE aumentó sus derechos de aduana para productos agrícolas como maíz o arroz; ropa y calzado; vehículos de motor; e incluso maquillaje, habanos puros, cigarrillos o bebidas alcohólicas.

“Si hemos elegido productos como las motos Harley-Davidson, la mantequilla de maní o el whisky bourbon es porque existen alternativas en el mercado europeo”, explicó el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, para quien estos productos tendrían “un fuerte alcance simbólico”.

Los europeos siguen los pasos de los mexicanos, que el 5 de junio impusieron aranceles por un valor de casi 3.000 millones de dólares a productos de acero y aluminio estadounidenses, así como la carne de cerdo, manzanas, quesos, arándanos, uvas y whisky.

La decisión de Washington de imponer aranceles “va contra toda lógica e historia”, subrayó el titular de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, defendiendo que la respuesta de la UE, cuyas medidas son por un valor de 3.200 millones de dólares (2.800 millones de euros), “debe ser clara pero mesurada”.

La UE, que estima que los aranceles de Trump al acero y aluminio europeos le causarían pérdidas por 6.400 millones de euros (7.450 millones de dólares), también llevó el caso ante la OMC y estudia imponer medidas “de salvaguardia” para proteger su mercado ante las exportaciones siderúrgicas de terceros países.

El conflicto comercial supone un nuevo revés a las tradicionales relaciones transatlánticas, ya deterioradas por la decisión del mandatario de EE UU de salir del Acuerdo de París sobre el clima y del pacto nuclear con Irán, así como por sus críticas en el pasado a la OTAN y sus aliados.

EL FRENTE ABIERTO CON CHINA

La escalada con la UE llega mientras está abierto el frente de batalla con China. El 18 de junio, Trump pidió a su administración identificar 200.000 millones de dólares de bienes chinos para aplicarles aranceles adicionales de 10%.

Según dijo, es una respuesta a las represalias “inaceptables” de Beijing, luego de que Trump anunciara previamente aranceles de 25% a bienes importados de China por 50.000 millones de dólares, para compensar el supuesto robo de propiedad intelectual y tecnología por parte del gigante asiático. El gobierno chino replicó anunciando represalias equivalentes contra productos estadounidenses.

El gobierno de Trump busca reducir en 200.000 millones de dólares su déficit comercial con Beijing, actualmente de 375.000 millones de dólares. (AFP y AP)

 

 

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