VIDEO: Tristeza y dolor en el zoológico por "Pelusa"

Sensaciones de preocupación, dolor y tristeza invadían este lunes a quienes permanecían en las inmediaciones del recinto en el que se encontraba echada Pelusa desde el sábado. 

Es que en las últimas horas se habían ido conociendo algunas noticias poco alentadoras con respecto a su salud. Ayer, el Municipio había confirmado que los exámenes de orina y sangre que habían sido practicados en la tarde revelaban que la salud de Pelusa comenzaba a tomar un estado delicado. 

Pero pese a los resultados adversos que demostraban estos estudios, esta mañana los especialistas que atendían a la elefanta guardaban la esperanza de que el animal pudiera demostrar la voluntad de pararse.

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Pero con el correr de las horas el pronóstico de los veterinarios fue ensombreciéndose. Cerca de las 19.00, desde el Municipio se informó que el estado de salud del paquidermo había empeorado. 

"La elefanta presenta una desmejoría en su estado de salud, manifestándose también por momentos señales de deterioro y dolor. Se le brindaron calmantes, no obstante se evidencia un cuadro irreversible de su situación, de acuerdo al análisis de los especialistas" habían afirmado esta tarde desde el Municipio.

Añadieron que "se la mantiene hidratada y aislada térmicamente dentro de una carpa, con mantas y calefacción de exteriores. Sus cuidadores y el personal veterinario que la ha asistido todos estos días, la acompañan a sobrellevar este difícil momento". 

EL DIA, el único medio de prensa que pudo tener acceso al recinto en el que se encontraba Pelusa dialogó con los especialistas y cuidadores. 

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Además de recorrer "la casa y el patio" de la elefanta, EL DIA también conversó con Daniel, uno de los encargados de cuidarla. 

En la entrevista, el cuidador hizo un recorrido por las costumbres que tiene Pelusa, sus juegos preferidos, cómo reconoce a las personas que forman parte de su círculo íntimo y hasta explicó qué es lo que más la hace enojar. 

En un pasaje de la nota, Daniel recordó que una de las costumbres preferidas de Pelusa cuando llegaba el invierno era tomarse un té todas las mañanas. "Cuando llegaba el invierno, en un tacho de 20 litros le preparaba un té. Con dos sorbos se lo bajaba. Era una de sus costumbres" indicó. 

También rememoró que al principio el costó adaptarse a trabajar con una animal tan grande pero, con el paso del tiempo, fueron creando un vínculo. "Cuando la ves le tenés que soplar la trompa. Así te reconoce" cuenta. 

Si bien los bocinazos y de los petardos en año nuevo y navidad incomodaban a Pelusa, lo que se desataba su furia era que le tocaran los juguetes. 

Cuando el tacho de 20 litros todo pisoteado era movido de lugar durante las tareas de limpieza y mantenimiento, Pelusa hacía saber que ese cambio no le gustaba. 

 

 

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