No es un cachetazo más

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Por EDUARDO TUCCI
deportes@eldia.com

El sueño terminó en pesadilla con un golpe que parecer ser el fin de un ciclo, una bisagra para una generación que peló tres finales, se quedó con las ganas de una vuelta olímpica y se despidió del Mundial de Rusia en los octavos de final. Una camada de brillantes futbolistas en sus respectivos clubes que no siempre respondieron a todas las expectativas cuando les tocó vestir la celeste y blanca, para colmo conducidos en estos últimos tiempos por un confuso Jorge Sampaoli.

El bombazo de Di María había dejado un espacio abierto como para ilusionarse con la hazaña. Pero el espejismo se acabó cuando Francia apretó el acelerador, puso en marcha sus excelentes individualidades, retomó el control del juego e hizo notar su mayor estatura futbolística y practicidad colectiva para sacar al equipo argentino de la Copa del Mundo.

Quedarán para el análisis infinidad de aspectos vinculados a este proceso. Las flaquezas defensivas, los cambios posicionales no del todo claros del DT, que ayer incluyó una extraña función para Lionel Messi en la que nunca se sintió cómodo, el presunto doble comando en el manejo del plantel, la poca confiabilidad general de los esquemas elegidos y el nulo aprovechamiento de algunas individualidades que convocaban a la ilusión.

Ahora será tiempo de replanteos. Y en línea con la necesidad imperiosa de armar un nuevo esquema en materia de selecciones –abarcando natural e imperiosamente a los juveniles--, deberán estar también incluidos los conductores técnicos de la nueva etapa. Será el momento además de que varios futbolistas –referentes y respetadas figuras en diferentes ligas del mundo--, cierren sus ciclos con la celeste y blanca.

Javier Mascherano que ya dijo adiós –un luchador que dejó todo y a los 34 años se puso el equipo al hombro cada vez que hizo falta--, “Pipita” Higuaín, Kun Agüero, Di María, junto con Biglia, Otamendi y Banega, por nombrar a algunos, han venido peleándola desde hace muchos años y casi seguro para muchos de ellos el de Francia fue el partido despedida.

¿Y Messi? Habrá que ver las ganas que le queden al mejor del mundo, que hace pocos días cumplió los 31, en una decisión que será absolutamente suya. Lo cierto, real y concreto es que, además del dolor lógico por la eliminación, la derrota con el equipo francés quedó flotando la sensación de punto final para una generación.

El equipo nacional con la prematura salida de Rusia 2018 acumula un cuarto de siglo de decepciones después de ingresar en un largo camino de tropiezos del que no ha podido salir. Esta derrota interminable que ya lleva 25 años incluye siete finales perdidas y varias eliminaciones prematuras.

Los sinsabores han incluido mundiales, copas América y Copas de las Confederaciones en un cono de sombras interminable al que no pudieron sobreponerse las luminarias argentinas que brillan en otras latitudes. Se vienen tiempos de reconstrucción. El fútbol argentino deberá volver a ponerse los pantalones largos; más que nunca se requerirá un trabajo serio y contundente para ir edificando un nuevo mapa futbolístico.

Queda en claro que en nuestro equipo nacional ya había perdido el rumbo mucho tiempo antes de los cuatro goles de Francia. Lo de ayer viene a ser un baño de realidad sobre aspectos que habían dominado la escena hace bastante tiempo. Tres técnicos en las últimas Eliminatorias, una clasificación de milagro e idas y vueltas organizativas que en algún momento hasta forzaron el portazo de Messi fueron sólo algunas de las irregularidades que han rodeado a este último proceso.

La conducción del grupo ha dejado mucho que desear. Algunos han dicho con razón que quiso ser una mezcla de Bielsa, Menotti, Basile, Bianchi y no fue ni Sampaoli. Nunca resultaron claras sus iniciativas tácticas y técnicas incluyendo naturalmente el nulo respaldo que en el juego ha recibido Lionel Messi a quien incluso condenó a una confusa posición en el partido con Francia.

Hay jóvenes que asoman con posibilidades, incluso algunos que no fueron aprovechados por el entrenador como Dybala e Icardi. Lo que viene incluye la copa América del año próximo, las Eliminatorias y, mucho más allá en el tiempo, Quatar 2022. Elegir bien será fundamental pero trabajar a conciencia en las juveniles –muy maltratadas en los últimos tiempos—primordial.

El fin de la fiesta fue de la peor manera. Superados claramente en una instancia inicial de la Copa del Mundo y dejando planteadas, salvo en contados pasajes de alguno de los partidos, más dudas que certezas. Más que nunca el fútbol argentino necesita aire fresco para superar este ahogo insoportable.

 

 

 

 

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