Justificado reclamo por el mal estado de las vías en Tolosa

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Las autoridades ferroviarias deberían tomar nota del reclamo formulado por vecinos de Tolosa por el estadio de las vías por las que circulan los trenes de carga, en el tramo de 527 desde 115 hasta 122, a raíz de la serie de descarrilamientos que se produjeron en ese sector. Según señalaron los frentistas, tales accidentes ponen en serio riesgo a los pobladores cercanos a las vías, porque cada vagón carga más de 50 toneladas de peso en bobinas de acero.

Por otra parte cuando se producen estos descarrilamientos, las extensas formaciones quedan varadas durante horas y, mientras se realizan las maniobras para normalizar el servicio, se generan demoras y serios problemas para el tránsito automotor en toda la zona.

Los vecinos pusieron de relieve que esl pasado fin de semana se registró otro descarrilamiento con lo cual ya se llegó a más de diez accidentes de ese tipo en lo que va del año. Señalan, asimismo, que no se han producido tragedias sólo por imperio del azar, ya que si se soltara una sola de las bobinas que transportan los trenes destruiría todo lo que encontrara a su paso.

En el descarrilamiento ocurrido 527 y 116, en Tolosa una de las vías quedó literalmente destruida y las ruedas del vagón se incrustaron en el balasto del terraplén, de modo que la formación permaneció inmovilizada allí durante varias horas. Desde la Asociación de Vecinos de Tolosa se reclamó a la empresa ferroviaria que suspenda estos viajes hasta que se reparen en forma integral –o se reemplacen- las vías.

A grandes rasgos correspondería recordar que el servicio ferroviario, por desarrollarse en un itinerario cercado y aislado del resto del transporte terrestre, es el que debiera ofrecer –y así sucede, cuando se ve acompañado por los mínimos recaudos estructurales y los que atañen a su debido mantenimiento- los mayores márgenes de seguridad existentes. Sin embargo hace ya muchos años que, por el contrario, son muy elevados en nuestro país los niveles de inseguridad que exhibe.

La gran cantidad de cruces a nivel, la obsolescencia de las vías y de otros materiales propios de ese servicio, han causado enormes tragedias en la Argentina. Es hora de que las autoridades de turno se hagan cargo de modernizar una prestación que, en muchas partes del mundo, se desarrolla con mayores márgenes de seguridad.

Lo que ocurre en las vías locales de los trenes de carga es una muestra de que los accidentes pueden volver a ocurrir en cualquier momento. La crónica diaria ha aportado en los últimos tiempos datos sobre muchos accidentes ferroviarios, demasiados como para que las autoridades no decidan encarar la toma de medidas de fondo que necesita un servicio, tan vital y bien atendido en los países más avanzados como incomprensiblemente olvidado en el nuestro.

Resulta evidente que no han existido inversiones, que el sistema ha sido virtualmente desmantelado, que no hubo renovaciones del material rodante y que, en definitiva, salvo excepciones, no se han impulsado políticas para modernizar el servicio. Los choques y descarrilamientos son una demostración, peligrosa y elocuente, de las deficiencias que persisten en el servicio. De allí la consistencia que exhibe el reclamo de los vecinos tolosanos.

 

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