“Armo momos desde los tres años, pero hoy los nenes no se enganchan”
Edición Impresa | 29 de Diciembre de 2019 | 01:55

“¿Qué cambió para que los muñecos hoy no convoquen tanto a los más chiquitos, que son los que en el futuro van a mantener la tradición? ¡Cambió el mundo! Hoy los pibes no salen a la calle a jugar un partido de fútbol, por ahí ni conocen a los vecinos de su cuadra y se pasan el día con el celular, la tableta, la computadora”, dice Luciano Fuentes, que tiene 18 años y que armó su primer muñeco cuando tenía apenas tres.
Cuenta Luciano que en todos estos años de armar muñecos -una tradición inaugurada en el barrio por su familia en la década de los ´80 , aunque ahora los mayores “ya no se dedican al armado, pero acompañan con las tareas administrativas”- el que más le gustó fue “el Patoruzú que hicimos en el 2004”. Y sostiene que el momento que más se disfruta es la última semana y, por supuesto, el momento de la quema.
“No dá lástima quemarlos, aunque a veces cueste tanto trabajo hacerlos. Al contrario, es el mejor momento, cuando participan todos los vecinos”, afirma.
A pesar de las dificultades para transmitir la tradición a los más chiquitos del barrio, Luciano dice que siempre disfruta cada etapa del armado del muñeco, especialmente cuando “el muñeco sale a la calle, la gente lo ve, se entusiasma y vienen todos a sacarse fotos”, dice.
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