Una costumbre con más de medio siglo de historia
Edición Impresa | 29 de Diciembre de 2019 | 01:57

A través de su historia, y sobre todo en los momentos de mayor expansión, como en la década de los ´90, la tradicional quema de muñeco se convirtió en un imán que atrajo la atención de estudiosos que buscaron historiarla y explicar las causas detrás del fenómeno.
Así se logró determinar que la movidase originó en la década del ´50. Algunos estudiosos ubican ese origen en 1956, más precisamente en la esquina de 10 y 40, con un muñeco de homenaje a jugadores del club Defensores de Cambaceres, club que ese año había salido campeón de la liga amateur local. Otros dicen que ya había habido antecedentes en el barrio de Los Hornos.
La antropóloga platense Rosana Menna definió oportunamente a los muñecos de fin de año como “arte efímero que debe arder mucho tiempo, explotar y hacer mucho ruido para que se vaya todo lo malo del año. En esa práctica hay mucho trabajo invertido, para luego ser extinguido; del cual no nos quedamos más que con lo que guarda la memoria y el registro fotográfico”.
Por su parte el antropólogo Héctor Lahitte opinó consultado oportunamente por este diario que el hecho de producir un hecho artístico para luego entregárselo al fuego implica un rasgo de evolución importantísimo, “porque convoca y pasa y luego vuelve a convocar y pasa; pero el mensaje queda, trasciende el objeto y llega a la persona”.
“La elección de los personajes a quemar reflejan el estado de ánimo, las inquietudes, las esperanzas y las frustraciones del grupo. Son expresiones que se hacen a través de la exaltación de valores”, indicó Lahitte.
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