Cuando el Haka sonó bien fuerte en 25 y 32

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Tradicionalmente Los Pumas jugaron en la Capital Federal: en Vélez, en Ferro y más alejado en el tiempo, el predio palermitano de GEBA. Pero una vez se rompió la tradición. El mejor estadio del país recibiría ni más ni menos que el choque entre Los Pumas y los All Blacks y lo que parecía una lejana utopía, finalmente sucedió. Los Pumas se alojaron en el Country Club de Estudiantes de City Bell, fueron recibidos y agasajados por el gobernador, dieron una clínica en Plaza Moreno y la previa sencillamente, deslumbró.

El día del partido, 25 y 32 fue el epicentro de todo: la televisión entera, los diarios y los sitios web se tiñeron de celeste y blanco y la “Puma manía” prendió en todos. Desde temprano los alrededores del estadio mostraron desde famosos, distintos deportistas y una marea de personas que reventó la capacidad del Gigante platense. Había gente sentada hasta en las escaleras.

Ni hablar cuando Los Pumas saltaron al campo de juego: pocas veces se sintió un estruendo semejante, el momento de los himnos fue sublime y cuando llegó el tiempo del Haka, todo pero todo se volvió inolvidable. Los All Blacks con Los Pumas enfrente...¡¡¡En La Plata!!!

Los Pumas jugaron los primeros diez minutos a un nivel superlativo pero después, los campeones del mundo pusieron las en su lugar para terminar redondeando no solo una categórica goleada por 54-15 sino que también obtuvieron el triunfo que les faltaba para coronarse campeones.

 

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