Temer, el segundo ex presidente de Brasil que es detenido por corrupción

Lo acusan como “presunto jefe de una organización criminal” que cobraba coimas a cambio de contratos con el Estado. El desvío de fondos llegaría a los US$ 470 millones. Su caso se suma al de Lula, preso por el Lava Jato

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RÍO DE JANEIRO

El ex presidente conservador de Brasil Michel Temer (2016-2018) fue detenido ayer como presunto jefe de “una organización criminal” que negociaba sobornos a cambio de contratos de obras con la estatal Eletro en la usina nuclear Angra 3, del estado de Río de Janeiro. Así, se convirtió en el segundo ex mandatario brasileño en ser arrestado por corrupción en la historia del país, luego de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010).

La operación que llevó al arresto, bautizada “Radiactividad”, investiga “delitos de corrupción, desvío de fondos y blanqueo de dinero debido a pagos ilícitos” efectuados por empresas ya condenadas en la causa del Lava Jato, para la “organización criminal liderada por Michel Temer”, precisó el Ministerio Público Federal (MPF).

Temer, de 78 años, fue detenido en San Pablo y trasladado a Río, por orden del juez Marcelo Bretas, a cargo en este estado de la Operación Lava Jato que destapó un gigantesco esquema de pago de sobornos a políticos para obtener contratos en la petrolera estatal Petrobras.

Bretas dictó órdenes de prisión preventiva contra Temer y otros siete sospechosos, entre ellos el ex ministro de Minas y Energía Wellington Moreira Franco, y el coronel Joao Baptista Lima Filho, un viejo amigo personal del ex mandatario.

Temer, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), era vicepresidente de Dilma Rousseff, a quien sustituyó en mayo de 2016 cuando la mandataria fue separada de su cargo en el marco de una investigación por presunta manipulación de las cuentas públicas.

El más impopular de los mandatarios desde el fin de la dictadura militar (1964-85) es el segundo ex presidente brasileño detenido desde el retorno de la democracia. El primero fue, como se dijo, Lula, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), quien purga desde abril de 2018 una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero.

La prisión preventiva contra Temer y sus presuntos cómplices se justifica, según el MPF, por la sospecha de que forman “una organización criminal en plena actividad, envuelta en hechos concretos de clara gravedad”. Las denuncias se formularon en base a la delación premiada del dueño de la empresa Engevix, José Antunes Sobrinho, que aceptó colaborar con la Justicia y delatar a sus cómplices a cambio de la reducción de sus penas.

“Se identificó un sofisticado esquema criminal para pagar sobornos en la contratación de empresas para la ejecución del contrato del proyecto de ingeniería electromecánica 01 de la usina nuclear de Angra 3”, indicó el MPF. El monto en ese caso preciso, que data de fines de 2014, fue de 1,09 millones de reales (500 mil dólares al cambio promedio de ese año).

Pero esa podría ser apenas la punta de la madeja, porque “las investigaciones apuntan que la organización criminal practicó delitos diversos que involucraron a varios organismos públicos y empresas estatales, habiendo obtenido la promesa, el pago o el desvío para la organización de 1.800 millones de reales” (unos 470 millones de dólares al cambio actual).

La detención llega mientras el Lava Jato enfrenta duras críticas por usar la delación premiada y la detención preventiva.

Tras el arresto de Temer, el partido MDB criticó “el apuro de la Justicia” y pidió “el restablecimiento de la presunción de inocencia”. El PT de Lula, por su lado, trató de deslindar los casos del ex líder sindical y de Temer, a quien califica de “golpista” por haber apoyado el juicio político de Dilma Rousseff.

CASI NINGUNO SIN PRONTUARIO

Desde el fin de la dictadura militar, Fernando Henrique Cardoso es el único presidente vivo de Brasil no vinculado a la corrupción. Aparte de Temer y Lula, Fernando Collor (1990-1992) y Dilma Rousseff (2011-2016), ambos destituidos por el Congreso, afrontan juicios en causas vinculadas al Lava Jato, en tanto que José Sarney (1985-1990) fue acusado de recibir coimas por facilitar contratos amañados con una subsidiaria de Petrobras, pero hasta ahora no lo enjuician.

El Lava Jato destapó una gran red de corrupción en Petrobras y reveló que constructoras pagaban millonarias coimas para lograr contratos con la petrolera y que esas sumas se repartían entre empresarios y políticos. (EFE, AFP y AP)

 

 

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