La turbulencia financiera se adelantó a las elecciones

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Por AMILCAR COLLANTE (*)

El peso argentino se contagió de la depreciación de las monedas emergentes. Pero al ser más vulnerable, se desplomó 2,9% en la jornada de ayer.

La cotización de la divisa norteamericana alcanzó los 43,87 pesos en el segmento mayorista, y casi 45 pesos para minoristas ($44,90). Se encuentra a solo 2,7% del centro de la zona de no intervención establecida por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y a 11,6% del límite inferior.

El BCRA sigue aplicando la misma e inefectiva receta. Ajusta la tasa de interés día tras día, pero el dólar no acusa el golpe. Ya ha subido 23,7 puntos la tasa de las Letras de Liquidez del BCRA desde el 14 de febrero pasado ( cuando era de 44%). Y el dólar, en ese mismo periodo, pasó de $38,2 a $43,87. Es decir, subió 14% en menos de un mes y medio. Recordemos que el organismo dirigido por Guido Sandleris no puede intervenir directamente en el mercado cambiario hasta los $50,8, “techo” de la zona de no intervención.

Esto es letal para el mercado cambiario argentino ya que con poco volumen se observaron subas muy fuertes en la cotización del billete norteamericano.

Ayer a los problemas domésticos de falta de confianza, alta inflación y recesión se le sumó una depreciación de las monedas de países emergentes. El real brasileño cayó 1,6%. La lira turca llegó a perder más de 2% a media jornada y cerró con una baja de 0,50%, mientras que el rand sudafricano cedió un 1,3% y el peso mexicano retrocedió 0,9%.

La incertidumbre global se acrecentó tras conocerse datos que alertan sobre una probabilidad de que la economía global entre en recesión.

Hace unos días preocuparon los datos de Alemania y Francia, donde del sector manufacturero estuvo por debajo de lo esperado y el índice de confianza del consumidor en EE UU tuvo una baja importante de 7 puntos.

Este clima mundial de mucha incertidumbre, se amplifica en países como Argentina

 

Este clima internacional con mucha incertidumbre, se amplifica en países como Argentina. Consecuentemente, el peso fue la moneda que más se depreció a escala global. Sabemos que en la economía argentina hay alta inflación y, previo a este salto cambiario, las consultoras económicas esperaban una inflación cercana a 4% para marzo. Esta nueva disparada del dólar tendrá su traslado a precios. Ya hay bienes que están dolarizados, como el precio de los combustibles.

Consecuentemente, se elevarán las expectativas de inflación para 2019 y bajará la probabilidad de un rebote en el consumo interno y de la actividad económica en general. Es un gran problema para el Gobierno, que ve como se diluyen las chances electorales, casi antes de arrancar el partido.

Esta vez la turbulencia financiera se anticipó al cronograma electoral.

 

(*) Economista UNLP

 

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