El jugador que nos hizo formar parte de la fiesta
Edición Impresa | 29 de Marzo de 2019 | 05:08

Por NICOLÁS NARDINI
No existe indicador más elocuente para discernir qué hechos marcaron las vidas de las personas que hacer el ejercicio de memoria para recordar el contexto exacto de algún suceso puntual. Si afloran rápidamente imágenes, frases y detalles, entonces estamos delante de un momento significativo, que por alguna razón dejó una huella. Esto le ocurrió a quien suscribe cuando procuró hurgar en su memoria cómo vivió el día del debut de Ginóbili en la NBA. Fue el martes 29 de octubre de 2002, en lo que parecía una noche cualquiera jugando un “picado” en el viejo gimnasio del club Sud América de Tolosa con amigos. Lo era hasta el momento en que desde la pequeña oficina de secretaría, asomó la figura de Facundo Petracci -en aquel momento coach de la entidad tolosana y estudiante avanzado de Derecho, hoy uno de los referentes más importantes de gestión del básquetbol argentino- quien a los gritos puso las cosas en su lugar: “¿ustedes están locos? Dejen de maltratar esa pelota y entren que tenemos un argentino rompiéndola contra los Lakers, el último campeón NBA. Ni se dan cuenta de lo que esto significa”. Petracci, bahiense como Manu, vio como nadie en aquella sala que algo grande estaba empezando. Por algo Bahía Blanca es la única ciudad del país en la que el básquet le pelea de verdad la delantera al fútbol como deporte número uno. Esa noche ya se olfateaba que las cosas podrían cambiar para siempre. Es que por primera vez un argentino lograría hacernos vivir la fiesta de la NBA desde adentro, con protagonismo, títulos, noches mágicas y hasta una dosis de show. Lo que parecía inalcanzable, Manu lo hizo posible. Su notable carrera tuvo un homenaje final acorde a su leyenda. ¿Algún deportista argentino lo supera? Difícil, muy difícil.
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