Wanda, la conductora trans que salva vidas con la ambulancia

Tiene 37 años y trabaja como “ambulanciera” en el SAME bonaerense. Asegura que brindar auxilio es su vocación y que en el futuro no descarta ser médica o enfermera

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Wanda Rincón, una persona trans de 37 años, es la primera integrante de este colectivo históricamente discriminado en conducir una ambulancia del Same bonaerense, un servicio de emergencias que funciona en 100 municipios y cuyo personal es contratado por cada distrito.

La novedad tuvo lugar días atrás en el partido de Pilar, donde desde 2017 rige una ordenanza que establece que al menos el uno por ciento de su planta debe ser ocupado progresivamente por personas trans “que reúnan condiciones de idoneidad para los cargos con el fin de promover la igualdad real de oportunidades en el empleo público”.

“Estoy muy orgullosa de estar al volante para salir a salvar una vida. Para mí es un sueño cumplido”, dice quien durante mucho tiempo fue remisera, pero últimamente estaba desempleada.

“Me propusieron el trabajo porque ahora se está luchando por el cupo laboral trans y buscaban alguien que tenga registro y sepa conducir profesionalmente. Alguno desconfió de mí, pero superé las pruebas y cumplí con todos los requerimientos”, agregó.

Rincón, quien terminó el secundario hace tres años gracias al Plan Fines, ahora quiere ir por más.

“Hoy estoy conduciendo un móvil pero el día de mañana me encantaría salvar una vida directamente como enfermera o médica, ¿por qué no? Me encantaría estudiar para eso”, cuenta.

Ella está feliz, además, con la buena recepción que encontró en todo el personal del Centro de Salud Presidente Derqui o el hospital Sanguinetti, donde hace base, y en la gente que la reconoce en la vía pública por haberse difundido su caso.

El servicio para emergencias en la vía pública creado por el gobierno bonaerense en 2017 tomando como modelo al Same porteño, que aún no tiene una chofer trans, ya había hecho un importante avance en materia de políticas de igualdad de género al incorporar, en abril de este año, a la primera mujer conductora de unidades de emergencia en nuestra ciudad, Solange Vadalá, de 39 años, mientras que en la ciudad de Buenos Aires el Same porteño tiene desde diciembre pasado una sola ambulanciera entre sus 588 conductores.

“No se trata de ser hombre o mujer, sino de vocación. Y yo como primera chofer abrí el camino y pude demostrar que una mujer puede hacer el mismo trabajo que un hombre. Ahora espero que seamos cada vez más”, señala Paola Mariana Garbalena, la mujer en cuestión, de 40 años.

Según datos de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) en febrero pasado había sólo 925 mujeres con licencia profesional en el país, contra 376.246 varones. Del total de ellas, 454 son conductoras de transportes de pasajeros; 359, de cargas generales, y 112, de mercancías peligrosas.

Para paliar esta desigualdad en el caso de los colectivos de la ciudad de Buenos Aires y Conurbano, desde el 5 de febrero funciona en la Secretaría de Trabajo el registro de “Mujeres Aspirantes a Choferes de Colectivo”, que fue creado por orden judicial a partir de un recurso de amparo presentado por una chofer que estuvo 9 años sin conseguir trabajo por su condición de mujer.

En el caso de Wanda en Pilar, el intendente de la localidad, Nicolás Ducoté, destacó que tras un pasado de “discriminación”, al fin Wanda está pudiendo trabajar “con orgullo” en el área de su vocación, “desplegando sus capacidades como no lo había podido hacer hasta ahora”.

 

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