Apuñalaron a sus hijos en un asalto, la amenazaron y decidió cerrar el local
Edición Impresa | 5 de Mayo de 2019 | 03:18

Con el dueño de una pollajería de Villa Zula internado en terapia intensiva por los fierrazos que recibió durante un asalto, en ese sector de Berisso seguían ayer la conmoción y la bronca por éste y otros ataques recientes en comercios.
Una de esas historias sucedió días atrás en una verdulería que funciona en Montevideo y 35, donde dos jóvenes hermanos fueron heridos por un ladrón. Lo correcto es decir funcionaba, porque la dueña del comercio, madre de los chicos, decidió cerrarlo.
Fue la semana pasada, cuando un chico de 13 años fue apuñalado en la ingle y en un brazo al salir en defensa de su hermana de 17, agredida en primer término por el delincuente. Si bien los dos adolescentes se reponen de las heridas, la madre de los chicos bajó definitivamente las persianas luego de que alguien del entorno del ladrón la amenazó de muerte.
La comerciante en cuestión es Ruth Espinoza Rodríguez (36), quien sigue al frente de su otra verdulería, en Montevideo entre 41 y 42.
Fue ahí donde ayer dio detalles del episodio en un mano a mano con EL DIA: “El que entró a robar en el otro negocio tiene unos 45 años. Estaba atendiendo mi hija. Primero le pidió mandarinas y dos limones, pero apenas ella se dio vuelta la tomó de atrás con el cuchillo y la pinchó” levemente en la espalda y otras partes del cuerpo, explicó la mujer.
Aterrada y dolorida la chica empezó a gritar. Su hermano menor, que estaba acostado en la trastienda del local porque una semana antes lo habían operado del apéndice, salió a defenderla y tomó del cuello al ladrón.
Pese a la inesperada y valiente reacción del menor, el delincuente “lo apuñaló en la ingle izquierda y le hizo un corte en el brazo” del mismo lado, refirió su madre, sin pasar por alto que unos después irrumpieron dos clientas que escucharon los gritos. En medio del revuelo el asaltantes optó por escapar con las manos vacías.
Trasladado al Larrain, el adolescente recibió dos puntos de sutura en la ingle y otro en el brazo.
EL DETONANTE
Este asalto fue uno de los seis que alteraron la rutina de Villa Zula en 10 días, aunque el que sufrió el dueño de la pollajería de 34 entre 173 y 174 fue “la gota que colmó el vaso”, coincidieron los vecinos. Fue a las 8 de la mañana del viernes, cuando el hombre abrió la persiana del local y lo abordaron dos delincuentes, uno de los cuales lo golpeó con una varilla de hierro, provocándole serias heridas en la cabeza y la quebradura de un brazo.
Una ambulancia lo llevó al hospital Larrain (de Berisso), donde -según confirmó ayer otro comerciante- permanece en terapia intensiva para controlar la evolución de los golpes en la cabeza, en tanto que el próximo martes lo operarán por la fractura, lo “que demandará después una recuperación de dos meses”, calculó. En la persiana del local alguien pegó ayer un cartel en el que se leía que la víctima seguía internada “por trabajar” y reclamaba más seguridad.
Horas después del hecho un grupo de algo más de 30 comerciantes y vecinos del lugar se movilizaron a la comisaría Segunda de Berisso, en avenida Montevideo entre 37 y 38.
Allí fueron atendidos por el comisario José Luis Meza, quien, a decir de algunos de los manifestantes que participaron del encuentro, aseguró comprender el descontento pero aclaró que dispone de “pocos efectivos y móviles para dar una mejor respuesta en la prevención de delitos”.
En esa misma jornada, comerciantes y vecinos acordaron iniciar una campaña de recolección de firmas en la zona, a través de planillas que se distribuirán hasta el próximo miércoles en diversos puntos de Villa Zula, con el objeto de adjuntarlas a una nota de reclamo que se elevará al ministerio bonaerense de Seguridad.
Se explicó al respecto que la idea central pasa por conseguir que esa cartera disponga “destinar más policías y patrulleros a la comisaría Segunda” de Berisso, con la intención de que pueda revertirse la inseguridad que tiene en jaque principalmente a los comerciantes.
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