Diva eterna: con risas y emoción, Mirtha contó cómo fueron sus días fuera de la pantalla en su regreso

“Estoy muy bien chicos, un poquito flojita para caminar, pero fantástica. Nuevamente con ustedes para iniciar estas maravillosas noches, sobre todo esta que es más maravillosa que nunca”, abrió Mirtha Legrand “La Noche”, el sábado, en lo que marcó su regreso a la tevé luego de su operación por una brida abdominal: apenas pasaron 27 para que la diva, de 92 años de edad, volviera al trabajo.

Números que desafían la lógica del sentido común de los espectadores. Y también de los médicos, parece. “Hoy hace 27 días de la operación. Se calculan, según los médicos, 30 ó 35 días para estar bien. Dice mi médico que nunca ha visto un caso semejante”, contó Mirtha en su regreso, orgullosa, y aunque reconoció que ·estoy bien, pero no totalmente bien”, reveló que, ansiosa por volver a su programa, “de la terapia intensiva quería venir directamente para acá”.

La Chiqui le contó a sus invitados que tras la operación tiene que respetar una estricta dieta que no le permite compartir la comida con los presentes a la mesaza, una dieta que incluye “pollo, algo de pescado, pero todo seco sin salsa. También puré de calabaza, arroz blanco y un poco de carne y lomo. Todo desabrido, sin salsa ni sal. Yo como poca sal, pero un poquito sí para darle sabor. Pero ya está, esto es pasajero”.

“Ayer pase hambre”, se rió la diva, y contó que “bajé seis kilos”, aunque “no los pienso recuperar, eh. Uno o dos, sí. Me tengo que cuidar con la comida, tengo un régimen bastante severo. No puedo comer nada de lo que es rico. Sí como puré de calabaza, una sopa liviana, pescado y helado de agua, de frutilla. Nada de lácteos”.

Mirtha, la gran ausente de la noche de los Martín Fierro (los médicos, contó la autorizaron para hacer su programa pero no para ir al Hilton de Puerto Madero, reveló también como fueron los días del posoperatorio, fuera de la pantalla. “Es duro, no es fácil. Pero estoy muy bien. Estuve rodeada de mucho cariño de mucha gente, de mi familia, de mi hija, hermanos, nietos, bisnietos, amigos. Y gente que yo pensaba que no me quería, que no me tenía simpatía. La gente se humaniza, se pone tierna frente a una enfermedad”, contó emocionada, y afirmó que “soy una mujer grande, tener una operación a esta edad no es fácil. Hasta a un resfrío uno le tiene miedo. Pero fue todo fantástico”.