¿Se derrumba el consumo de vino blanco?

En Argentina, capital del Malbec, la variedad más clara viene perdiendo participación. En menos de diez años, se dejaron de consumir 60 millones de litros de esta bebida

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Por PABLO AMADO

vivirbien@eldia.com

En nuestro país, los varietales blancos descienden en consumo y protagonismo, donde los tintos dominan con amplitud. Esto se desprende, de un informe elaborado por el Observatorio Vitivinícola Argentino.

Se nota en la superficie que pasaron a ocupar las variedades: de un 25% que tenían en 2009 pasaron a concentrar el 21% en 2018, con unas 47.170 hectáreas.

Lo que más llama la atención para el consumidor en general, y especialmente el de los vinos blancos, es que la variedad Pedro Giménez tiene mayor preponderancia en lo que concierne a la superficie cultivada en uvas blancas. Por lo general, se utiliza en la elaboración de vinos cuyo rango de precio es bajo.

Le siguen en importancia de superficie el Torrontés Riojano (17%), cuyas exportaciones no levantan, y el Chardonnay (13%).

En la actualidad, hay un creciente interés por las tintas como el Cabernet Franc, Petit Verdot y Bonarda. Y en cuanto a las cepas blancas, si bien la variedad Chardonnay es favorita, toma cada vez más color el Torrontés, que es la cepa emblema blanca en el mundo y única típica de nuestro país.

Los despachos del año pasado con relación a 2017, mostraron una caída del 11%, con un total de 2 millones de hectolitros. De acuerdo al informe, en 2010 se despacharon 2,6 millones de hectolitros para el consumo interno. Esto significa que en ocho años, se dejaron de consumir 600 mil hectolitros, que equivalen 600 millones de litros.

El año pasado, los blanco representaron el 25% del total de vinos despachados en el mercado interno del país.

Lo curioso, es que como contrapartida, en Argentina se está tratando de posicionar a los blancos de alta gama, y especialmente a los blends, que son los de mayor precio. Aunque, la realidad indica que no registran casi movimiento en volúmenes.

Consumidor. El público que mayormente consume varietales blancos es joven y lo hace especialmente en verano. En una reunión social, muy pocos se animan a comenzar con un tinto cuando hay oferta de blancos, rosados y espumantes. Para competir con la cerveza, el vino blanco es una de las mejores opciones.

Los millennials, son los que van a determinar las tendencias de consumo futuro y el mercado sabe que tiene que acercarse a ellos para convertirles en potenciales consumidores.

“Una de las explicaciones que puede mencionarse, es que el consumidor de vino se inclina por el tinto porque la cultura del consumo tiene una política de marketing orientada hacia esa clase de uva, donde por lo general cada vez que una bodega promociona el lanzamiento de una nueva etiqueta, es tinta”, sostienen desde la Asociación Civil de Sommeliers de Buenos Aires (ACSBA).

“Otro de los factores está vinculado a la cantidad de superficie cultivada, donde las uvas tintas superan ampliamente a las blancas. Eso conlleva a que las bodegas tengan una mayor cantidad de variedades de etiquetas tintas por sobre las blancas”, señalan desde la entidad provincial.

Otras cepas. Existen diversas uvas blancas con las que se elaboran vinos de excelente calidad, pero al no contar con el marketing necesario y la producción que tienen otras cepas, el consumidor desconoce la existencia de las mismas.

Entre las uvas blancas más conocidas por el consumidor se destacan Chardonnay, Sauvignon Blanc, y Torrontés. Además, Viognier y Pinot Gris o Grigio aportan excelentes etiquetas. También Chenín, Ugni Blanc, Gewürztraminer y por supuesto Moscatel.

 

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