Los referentes que nadie imaginaba

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Por MARTÍN CABRERA

mcabrera@eldia.com

Hace años que el debate en la Selección está centrado en la presencia de una generación dorada en sus clubes pero sin gloria con la camiseta Argentina. Messi, Agüero, Di María, Mascherano, Chiquito Romero, Dybala, Higuaín y muchos más se robaron horas y horas de análisis, debate y peleas. Se le buscó una explicación por todos los medios a sus flojas performances en la Selección. Y nunca se llegó a ningún puerto.

En esta Copa América muchos de esos jugadores quedaron de lado. Después de un tiempo dejaron de ser parte de la Selección. Otros, por ejemplo, no son titulares y esperan su lugar en el banco de los suplentes. Y los que siguen en el equipo pasan casi desapercibidos, como Messi y Agüero, quienes en esta competencia son dos jugadores más. Y no es una crítica sino un elogio, porque desde ese lugar el equipo parece ir creciendo.

No estamos en presencia de la mejor versión de la Selección. Tampoco Lionel Scaloni se convirtió, de la noche a la mañana, en un el mejor estratega o el sucesor de Bilardo y Menotti. El equipo y el técnico tienen muchísimas cosas por mejorar y eso, también, es una buena noticia porque sin soberbia se puede crecer todavía mucho más.

Contra Venezuela tres jugadores se volvieron a destacar hasta convertirse en los referentes dentro de la cancha, esos jugadores que no pueden ni deben faltar. Lo curioso es que ninguno de ellos llegó con un cartel muy grande hasta Brasil e incluso se los pensaba lejos del once inicial. También Scaloni fue en ese rumbo tiempo atrás.

Franco Armani en el arco, Rodrigo De Paul en la mitad de la cancha y Lautaro Martínez en la ofensiva fueron las figuras. El arquero de River transmitió seguridad, el ex Racing fue el corazón para ir a presionar arriba cuando el juego lo necesitaba y el delantero del Inter volvió a abrir el marcador con un gesto técnico que se ve poco seguido.

Mención especial para Juan Foyth, que puso la cara en el lateral derecho. Aun con poco oficio demostró que es un jugadorazo y dejó el corazón en cada pelota. Por allí Venezuela nunca pudo vulnerar a la defensa. Emocionó su entrega. Y vale el aplauso.

Con esos referentes anónimos Argentina está en la semifinal de la Copa América. Poco fútbol y demasiadas cosas para corregir (como los 25 minutos que Venezuela le manejó la pelota en el segundo tiempo), pero otra vez se metió en la definición. Al menos el avión regresará el mismo día que los campeones. Esta vez Argentina no es candidato como las anteriores oportunidades. Pero está y eso, el resultado, es lo más importante. Seguramente que Brasil elegía otro rival, habrá que explotarlo al máximo.

 

 

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