Inquietantes datos sobre el déficit de la educación pública

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Es sabido que existen sobran referencias indicativas de la bondad del sistema de educación pública de nuestro país, que contó durante muchas décadas -hacia fines del siglo XIX y hasta promediando el siglo XX- con una escuela cuya calidad la convirtió en modelo para numerosos países, que, desde una situación de virtual analfabetismo en la población, evolucionaron en forma notable luego de copiar fielmente los principios contenidos en la ley de educación común 1420, sancionada en 1884, que estableció la educación común, gratuita y obligatoria en la Argentina.

Se sabe, sin embargo, que en los últimos tiempos la situación de la escuela pública en nuestro país ha involucionado casi dramáticamente, a través de un largo proceso de deterioro y degradación y así lo termina de corroborar un informe de la Universidad de Belgrano que, basado en estadísticas del ministerio de Educación nacional, destaca que sólo 33 de cada 100 alumnos terminan la escuela pública en tiempo y forma, mientras que en las privadas esa proporción trepa a 70 de cada 100 alumnos.

Si bien el estudio advierte como dato alentador un crecimiento del 13,2 por ciento en la matrícula total del país, surge en contraste que existe una menor cantidad de inscriptos en el primer año del secundario.

Los datos, que surgen del informe sobre graduación secundaria escasa y desigual elaborado por el Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano -con base en cifras oficiales-, dieron cuenta de la notoria evolución disímil de la graduación pública y privada, ya que esta última creció más del doble que la estatal (22,7 por ciento versus 9,6 por ciento), según señaló el director del CEA.

Aunque los especialistas destacaron como un hecho positivo el aumento de la matrícula y la graduación total -algo que vincularon a la sanción en 2006 de la ley que estableció la secundaria obligatoria-, aludieron no obstante a una enorme desigualdad entre jurisdicciones y entre los sistemas de gestión: “En todos los distritos –dijeron- las escuelas de gestión privada muestran una mayor relación entre graduados secundarios en el 2017 e ingresantes a primer grado primario en el 2006, respecto de las escuelas de gestión estatal”..

Por caso, en el informe al que accedió EL DIA se observa que, en promedio, de los 833.526 niños que comenzaron primer grado en 2006, sólo 41 de cada 100 finalizaron el colegio secundario en tiempo y forma, en 2017. La cifra varía y expone las brechas al detenerse en los sistemas de gestión: de cada 100 alumnos que ingresaron al primer grado estatal en 2006 apenas 33 cumplieron con el sistema educativo obligatorio en edad teórica; en el sistema privado esta proporción trepa al 69 por ciento, es decir a más del doble.

Ya se ha dicho que nuestro país –y, por cierto, nuestra provincia- supieron tener una educación pública de calidad. Con posterioridad y por una multiplicidad de razones esa excelencia se vio degradada y prontamente reflejada por crecientes índices de deserción y repitencia escolares –así como por un ostensible traslado de la matrícula hacia la escuela privada-, hasta llegarse a un extremo de déficit educativo oficial que debiera revertirse en el menor tiempo posible.

La capacidad intelectual de nuestra población, acompañada por firmes decisiones políticas, resultan ser resortes idóneos como para confiar en que podría resolverse en tiempos relativamente breves un problema que, como el de la educación pública, se ve insólitamente relegado, en perjuicio de millones de chicos que merecen la mejor de las enseñanzas.

 

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