La “Alcatraz de las Rocosas”, el penal al que irá el capo narco

En esta cárcel de máxima seguridad de EE UU purgan sus penas el cerebro de los ataques a las Torres y jefes de otros carteles de la droga

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NUEVA YORK

En el mundo carcelario hay presos que plantean riesgos particulares. Y después está el Chapo Guzmán, con un historial de fugas sin igual, que incluye dos escapadas de prisiones mexicanas de máxima seguridad antes de una nueva captura y su extradición a EE UU.

Por eso, tras su condena a cadena perpetua, es casi un hecho que este traficante todopoderoso cumplirá su condena en la ADX “Supermax” de Florence, Colorado, que alberga a algunos de los delincuentes más conocidos del país.

Es una instalación tan segura y aislada, en medio del desierto y a la que solo se accede por avión, que le dicen “la Alcatraz de las Montañas Rocosas”, en honor a la célebre prisión de San Francisco, entre cuyos reclusos figuraron gánsters como Al Capone y George “Machine Gun” Kelly, o Robert Franklin Stroud, conocido como el Hombre Pájaro de Alcatraz.

Actualmente, ADX Florence aloja a unos 400 reclusos de extrema peligrosidad.

Ted Kaczynski, conocido como Unabomber, y el conspirador de los atentados a las Torres Gemelas, Zacarias Moussaoui, son algunos de sus reos. También están detenidos allí tres de los rivales más importantes del Chapo: Juan García Ábrego y Osiel Cárdenas Guillén, ex líderes del Cártel del Golfo y Francisco Javier Arellano Félix, del Cártel de Tijuana.

En el penal, ubicado en una vieja ciudad minera unas dos horas al sur de Denver, los presos se pasan 23 horas en solitario todos los días, en celdas de 2,1 por 3,7 metros, con muebles de cemento inamovibles.

Los reos en la Supermax se pasan años aislados y a menudo están días enteros “casi sin hablar con nadie”, señaló un informe de Amnistía Internacional.

La mayoría de los presos de la Supermax tienen un televisor. Su único contacto con el mundo exterior es una ventanita de 10 cm. El diseño de las ventanas impide que se den una idea de en qué parte del penal se encuentran. El contacto con otras personas es mínimo. Reciben la comida en sus celdas, donde comen muy cerca del inodoro.

La cárcel está protegida por alambradas con cuchillas y torres de vigilancia, patrullas armadas y perros. “Si hay un penal a prueba de fugas, es el de Florence”, manifestó Burl Cain, director por mucho tiempo de una prisión de máxima seguridad en Angola, Luisiana. “Es LA cárcel de todas las cárceles”.

 

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