En Ringuelet, un hombre convaleciente murió al incendiarse su casa

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Los incendios en viviendas siguen dejando tragedias en la Región. En las últimas horas, a una semana de otro hecho de características similares a pocas cuadras, un hombre murió al arder una vivienda en Ringuelet.

Según informó la Policía, todo ocurrió ayer en una casa situada en 21 bis entre 516 y 517. Cuando los bomberos terminaron de sofocar las llamas se encontraron con el peor de los escenarios: una persona sin vida fue hallada entre los restos, mientras se intentan determinar las circunstancias en las que se inició el fuego.

Ante la emergencia acudieron efectivos de la comisaría décimo primera de Ringuelet y una dotación de bomberos, que tras lograr controlar el foco detectaron los restos de Aldo Cruz, de 78 años, quien al momento del incidente se encontraba acompañado por su hija, María Luján Cruz, de 44 años, según se informó.

La causa fue caratulada como “incendio u estragos culposos seguido de muerte”.

Según indicó uno de los investigadores, el hombre estaba convaleciente en una cama, por lo que no se descarta que al iniciarse el fuego por causas aún no determinadas, fuera alcanzado por el fuego y el humo sin posibilidades de ponerse a salvo.

Una semana atrás, la muerte apareció junto al fuego en Tolosa.

Un chico de 15 años, quien desde hace meses estaba postrado en la cama de una casilla del barrio conocido como La Bajada -aparentemente como consecuencia de un incidente vial-, murió en un incendio que alcanzó a varias casillas, dijeron fuentes de la Policía.

Se llamaba Lucas Andrés Domínguez y no pudo escapar de las llamas que, cerca de las 4 de la tarde, envolvieron por completo su casa y tres más, todas de condiciones parecidas.

El incendio sucedió en 524 y 121, en un sector de esos terrenos que se recuperaron de una laguna (están encima de ella) y, según cuentan en el barrio, habrían sido usurpados por punteros que “hacen su negocio vendiéndolos a gente que apenas tiene para comer”.

Los especialistas presumen que el fuego puso iniciarse por un corto circuito en la instalación eléctrica de la precaria vivienda.

No obstante eso, también se analizó la posibilidad de que ardiera alguna sustancia combustible a raíz del contacto con llamas o carbones incandescentes de un brasero.

Un bombero explicó, en ese contexto, una problemática recurrente en zonas con familias en riesgo socioeconómico. “En las viviendas hay conexiones eléctricas clandestinas y varios aparatos enchufados a una sola zapatilla eléctrica, lo que resulta altamente peligroso”.

Los testigos de la tragedia explicaron que el fuego se propagó en cuestión de minutos, igual que el miedo y la conmoción. Algunos fueron a socorrer a quienes vivían en las casillas, por donde iba avanzando el foco sin que nadie pudiera frenarlo. Otros buscaron agua. Y muchos pidieron ayuda al 911.

 

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