Cómo sentirse pleno en el trabajo

Tareas que parecen inútiles, jefes que ignoran a sus subordinados y poca motivación, son algunas de las quejas más habituales de los empleados. Qué se puede hacer para darles sentido a las actividades laborales, que no siempre se resuelven con una recompensa económica

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Por MARÍA LAURA LÓPEZ SILVA

vivirbien@eldia.com

Ocho, diez y hasta doce horas son las que la mayoría de las personas pasa en sus trabajos. Un tercio del día, como mínimo, está dedicado a producir algo que a fin de mes será retribuido con un salario que permite subsistir y desarrollar la vida cotidiana.

Pero qué pasa cuando, más allá de lo económico, a la labor no se le encuentra sentido y la realización personal no llega.

“Es importante tener en cuenta que, si bien existen paradigmas que nos ayudan a comprender qué aspectos biológicos, intelectuales, emocionales y socio-culturales debieran estar presentes para sentirnos plenos, también existen marcos individuales que darán cuenta de cuáles son los factores, niveles y calidad de la sensación de plenitud, tanto en el plano personal como laboral. Y vale otra reflexión: ¿es posible separar estos planos? Desde mi experiencia profesional puedo decir que, considerarlos íntimamente ligados nos puede brindar una `oportunidad´ para descubrirnos, aprender y crecer, porque mientras vivimos trabajamos y mientras trabajamos vivimos”, comienza analizando la psicóloga Diana Lía Di Croce, que además es coach, docente y magister en programación neurolingüística.

“¿Existe alguna empresa donde tengan un lugar para guardar en una cajita nuestras ocho horas o más de vida que usamos mientras trabajamos y que nos las devuelvan cuando nos vamos a casa? Creo que la respuesta en cualquier parte del mundo es `no´ y esto ha motivado nuevas formas de generar entornos laborales más adecuados”, agregó Di Croce.

“El modelo laboral cambió y no se puede sostener el trabajo sólo como una fuente de dinero, porque por ejemplo, en un momento de crisis como el actual, se es un poco infeliz porque la plata no alcanza. Hay que encontrar otro valor para el empleado”, explica la licenciada en Psicología y consultora en recursos humanos, Verónica Cubisino.

En la misma línea, la profesional profundiza: “la satisfacción laboral está relacionada con la productividad. Los buenos resultados no se consiguen porque `se le da de comer a los empleados´, tienen que ver con un sistema donde haya motivación y lo que se haga tenga un sentido”.

Y es que el sentimiento de plenitud laboral no implica sólo al empleado, que debiera repreguntarse qué hace, para qué y porqué, si ve que no está contento con su trabajo. El rol de los líderes también influye mucho.

“Desde hace unos años, existen empresas y organizaciones que han comenzado a implementar nuevas estrategias para crear contextos saludables que van más allá de recompensas económicas: promueven el trabajo en equipo, el feedback continuo para potenciar el desarrollo y el aprendizaje, el reconocimiento, el emprendedorismo, la posibilidad de alinear los objetivos personales a los organizacionales, la comunicación, el respeto, la escucha y la confianza, y están obteniendo excelentes resultados. En síntesis, es posible de crear, lograr y mantener la sensación de plenitud si existe consenso, interés y compromiso de ambas partes”, destaca Di Croce.

Ahora, qué mecanismos se pueden activar como empleados para encontrar un sentido al trabajo y que no sea un padecimiento. Para Cubisino, “hay que pensar en qué aspecto mi tarea puede ser una realización, y reconocer que todo lo que tengo hasta acá no me va a llevar hacia allá mágicamente. Hay que revisar el propio liderazgo y los valores. Hay que actuar con un liderazgo consciente. Cuando la emoción cambia, todo se modifica. Si mi jefe me genera una emoción negativa, tengo que tratar de cambiarla a positiva”.

Para eso, Di Crocce propone “activar todos los recursos que permitan potenciar buenas comunicaciones y relaciones interpersonales para crear un espacio de entendimiento y poder coordinar acciones que faciliten la labor cotidiana; detectar cómo influyen las situaciones laborales en el cuerpo y en las emociones (aprender a gestionarlas para evitar el stress y propiciar el cuidado personal); reconocer y respetar las diferencias para lograr la complementariedad y el enriquecimiento mutuo; encontrar alternativas creativas para no aburrirse; ayudar a crear confianza desde el diálogo participativo y colaborativo; participar y apoyar desde la proactividad; e incorporar el humor como aliviador de tensiones”.

Ahora, cuando todo eso no de resultados, la profesional cree que hay que “reflexionar sobre qué recursos tenemos a disposición para sobrellevar lo mejor posible el `mientras tanto´, hasta que la situación se resuelva (aprender técnicas de manejo del stress y técnicas de relajación cortas y aplicables en el ámbito laboral para recuperar el eje corporal-emocionalespiritual: respiración, centramiento, etc.); aprender a ser asertivo (comunicación directa, sincera, precisa sin componentes agresivos); reconocer los talentos y canalizarlos en actividades complementarias; y buscar apoyo en el entorno para evitar acumular emocionales perjudiciales que pueden crear síntomas corporales”.

Finalmente, Di Crocce reflexiona: “puede suceder que, para algunos, el haber elegido un puesto de trabajo y/o un ámbito laboral que le permita desarrollar su profesión les sea suficiente, pues están muy orientadas a incrementar sus conocimientos, experiencia y recursos, pudiendo abstraerse de las características de la organización. En cambio, otros necesitan que el entorno laboral cuente con algunas motivaciones y si eso falta, impacta negativamente en su desempeño y en su visión de futuro dentro de esa organización. Existen otros opciones como, por ejemplo, que trabajan durante unos años de la profesión que eligieron y descubren que están muy lejos de sentirse plenos ya que, su verdadera vocación era otra muy distinta y comienzan a estudiar nuevamente. Si somos capaces de comprender estas situaciones como `aprendizajes´, podremos darnos la oportunidad de encaminarnos a la plenitud”.

 

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