Una historia de violencia y denuncias tras el tiroteo que pudo ser una masacre
Edición Impresa | 24 de Septiembre de 2019 | 04:18

“No”. Los investigadores del impactante raid de violencia que le adjudican al policía Max Josué Godoy (27), creen que la locura explotó cuando, Sabrina Belmonte (26), con quien llegó a convivir, le ratificó que no había vuelta atrás en la ruptura de aquel vínculo.
Entonces, el hombre que forma parte de un comando policial entrenado para actuar en situaciones de crisis empezó a tirarle por la espalda. El estruendo, alrededor de las 9 de la noche en el edificio de dos plantas de 72 entre 2 y 3, puso a todos en guardia. Sabrina, quizás en shock, volvió sobre sus pasos cuando ya caminaba dentro del pasillo, hacia su casa. “¿Qué hacés?” le habría indicado con un gesto mirando los vidrios agujereados. Entonces, el Chevrolet Corsa blanco del policía frenó, hizo marcha atrás y desde adentro salieron otros dos tiros. Por milagro, Belmonte solo sufrió una herida en la mano y la pierna derecha. Una vecina, salió alertada y también fue herida en una mano, aparentemente por esquirlas de una bala o vidrios.
Entonces, el Corsa arrancó y según la reconstrucción realizada por el fiscal penal en turno, Álvaro Garganta (UFI Nº 13), frenó ante una casa situada en inmediaciones de 83 y 13. Allí tocó el timbre y cuando se abrió la puerta volvió a disparar, según el relato de víctimas y testigos tomado por Garganta. En esa casa vive la mamá de Belmonte, Maira González de 49 años.
Cuando sonó el timbre ella sabía que era peligroso y llegó a gritar “¡no abras!”, pero era tarde. Recibió dos balazos en la clavícula izquierda y pierna derecha. El menor que atendió no fue alcanzado, pero una medio hermana de Belmonte que estaba mirando televisión fue la segunda herida de uno de los balazos que le pegó a su madre. Resultó con heridas en una de sus piernas y debió ser llevada al Hospital de Niños. Las mujeres habían tenido que ser trasladadas al Hospital San Martín, donde se encuentran fuera de peligro.
Según la reconstrucción judicial y policial, Godoy huyó con destino desconocido. Unas horas más tarde, se entregó en la comisaría octava, de Villa Elvira, lejos de su casa, en Melchor Romero, donde apareció abandonado el Corsa blanco (519 y 167). El vehículo presenta rastros de un intento de incendio.
Según la Policía, el oficial se presentó acompañado por el comisario Carlos Núñez, titular de la Unidad Táctica Operativa de Infantería (UTOI) de La Matanza donde presta servicios. Un rato antes había enviado un mensaje también visto en otros casos de violencia extrema: “me mandé una cagada”.
Quedó arrestado en la comisaría y se le secuestró la pistola Bersa Thunder Pro, calibre 9 milímetros, un cargador y 5 proyectiles. Todo, armamento oficial.
Pocos minutos después, llegaría la confirmación de que Godoy, para ese entonces, ya se encontraba desafectado de la fuerza.
Anoche, el fiscal Garganta trabajaba en los detalles del pedido de detención por los cargos de intento de femicidio contra su ex pareja y su suegra y lesiones contra la vecina de Belmonte y la medio hermana menor.
El capítulo final del vínculo entre Sabrina y Max estaba escrito desde hace un tiempo. El amor fue extenso y llegaron a compartir el departamento del edificio situado en la avenida de circunvalación. Los investigadores analizan ahora las palabras de la víctima, sus familiares y su entorno en búsqueda de rastros de precedentes de violencia de género en ese vínculo. Solo hallaron algunas sospechas y una presentación contra Godoy, pero de una mujer con la que tuvo una relación anterior. “Hay una denuncia por violencia de género, en la Fiscalía Nº 13, pero está archivada”, contó una fuente de Tribunales.
No es el único episodio de violencia con el que se asocia a Godoy. La Policía informó ayer que “tiene una denuncia en agosto de este año, por una pelea con vecinos. A raíz de eso se está llevando a cabo una intervención de sanidad, con respecto al oficial”.
La presentación fue anónima y según aportó la fuente consultada en Tribunales, hablaba de disparos.
Según el análisis del fiscal los ataques se dieron en un contexto de violencia de género. “Cuando terminemos de tomar las testimoniales y logremos ver la secuencia completa vamos a decidir qué temperamento adoptamos”, señaló Garganta en declaraciones a la prensa.
Sobre el accionar de Godoy, el fiscal se mostró sorprendido por “la violencia, el raid y que luego de haber cometido un hecho se haya trasladado a otro domicilio”.
Con respecto a los antecedentes el Ministerio Público Fiscal indicó que “la condición de policía actúa como agravante”.
En Tribunales no se dejó de mencionar la especial preparación en el manejo de situaciones de crisis que indica su participación en un escuadrón como la UTOI.
En una relación anterior, Godoy fue denunciado por violencia pero la causa fue archivada
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