El Rojo zafó del infierno con un gol sobre la hora
Edición Impresa | 30 de Septiembre de 2019 | 03:50

Partido caliente en Avellaneda, de principio a fin. Con una presión que la gente hizo sentir ni bien el plantel de Independiente llegó a la cancha. Hubo aplausos para Pablo Pérez, que jugó, aliento para Nicolás Domingo, desafectado, y silbidos para Beccacece, que se repitieron cuando el equipo entró a la cancha para jugar contra Talleres, que ganando quedaba como puntero. En ese clima, la reacción futbolística del Rojo fue excelente. Manejó el trámite, dejando sin chance a un rival que en el primer tiempo pagó con goles dos errores provocados. Todo bien, hasta que salió Pablo Pérez, Talleres encontró el empate y el estadio fue una caldera que no explotó porque en el descuento llegó el 3-2 de Figal.
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