Jair Bolsonaro se siente cómodo a la derecha de Pinochet

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En su ataque a la alta comisionada para los derechos humanos de la ONU, Michelle Bachelet, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no solo alabó el legado del dictador chileno, Augusto Pinochet, sino que asestó un burdo e innecesario golpe a las democracias del continente.

No es la primera vez que el titular del ejecutivo brasileño muestra su respeto por tiranos, dictadores y violadores de los derechos humanos. No es la primera vez que, en su cruzada ideológica contra todo lo que considera “comunista”, condena burdamente a quienes no profesan sus ideales de extrema derecha.

“Mi homenaje al general Alfredo Stroessner, un estadista que sabía perfectamente lo que necesitaba Paraguay”, había dicho Bolsonaro en un acto junto al presidente de ese país, Mario Abdo Benítez,

La Argentina no escapó a la incontinencia verbal del mandatario del vecino país, quien tras el resultado de las PASO de agosto, habló de la posible vuelta de los “bandidos de izquierda” , en referencia al triunfo de los candidatos del Frente de Todos, Alberto Fernández, y Cristina Kirchner.

Ahora, en referencia a Chile, fue un poco más lejos: “Si no fuera por (Augusto) Pinochet, que derrotó a la izquierda en 1973, entre ellos a su padre (de Bachelet), hoy Chile sería una Cuba”, lanzó Bolsonaro en respuesta a unas declaraciones de la representante de la ONU y también expresidenta de Chile, quien criticó la violencia policial y la situación de los derechos humanos en Brasil.

Vale recordarlo, el padre de Michele Bachelet -militar, él- fue un opositor el golpe de Estado de Pinochet y por tal motivo fue detenido, torturado y asesinado. La ex presidenta, a su vez, también fue detenida y torturada por la dictadura, antes de partir al exilio.

En el pasado reciente había alentado a los militares de su país a celebrar como una fecha patria el aniversario de un golpe de Estado en su propio país, lo que le valió el repudio de todo el arco político brasileño con, excepción, claro está de sus partidarios.

Las afirmaciones del presidente de Brasil, lejos de llamar a la paz y a la concordia, no sólo glorificó el golpe de Estado y validó la brutalidad del episodio, sino que en algún sentido, alimenta una reapertura de viejas heridas y de un pasado que, desde hace 46 años, Chile intenta superar. El propio presidente de Chile, Sebastián Piñera, dijo que no comparte “en absoluto” la alusión hecha por Bolsonaro respecto a Bachelet, especialmente en un tema tan doloroso como la muerte de su padre.

Jaqueado por los incendios en la Amazonia -de los que deberá dar cuenta ante la Asamblea General de la ONU, dentro de 15 días- enfrentado por esa cuestión con los gobiernos de Francia y Alemania y viendo como las cifras de su popularidad desciende en forma proporcional al volumen de sus declaraciones, el presidente Bolsonaro, tal vez, debiera llamarse a la reflexión, guardar silencio y trabajar por el bien de su país. Lo que no es poco.

 

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