Terror en un brutal asalto a una farmacia de 60 y 17
Edición Impresa | 11 de Enero de 2020 | 02:46

A una hora muy tranquila de la tarde del jueves, la violencia y el miedo fueron los comunes denominadores del asalto que cometió un solitario delincuente armado en una farmacia de las cercanías a la plaza Yrigoyen (de 19 y 60), que terminó con su dueño lastimado de un culatazo.
A las 15.30, cuando recién comenzaba la actividad vespertina en la farmacia “Rolla”, que está en 60 entre 17 y 18, se presentó allí un hombre de algo más de 30 años que rápidamente dejó en claro que no se trataba de un cliente.
Fue luego de que interceptó a un empleado que suele realizar el reparto a domicilio de pedidos encargados a esa farmacia personalmente y por teléfono.
“NOS HIZO IR PARA EL FONDO”
Melina Nielsen (26) es una de las vendedoras que estaba en el local al momento de la llegada del asaltante.
Consultada acerca de cómo se desarrolló el episodio, informó a EL DIA que “fue a las 3 y media de la tarde del jueves, apenas abrimos y justo cuando un compañero salía para llevar un pedido”.
Pero el ladrón no se lo permitió, ya que luego de cortarle el paso lo obligó a ir hacia el fondo del comercio. La misma suerte corrieron otros empleados que estaban para la atención al público y otros que se hallaban en la parte posterior del local.
“En total éramos seis de la farmacia, entre ellos el dueño. Cuando nos juntó a todos en el fondo, nos obligó a tirarnos al piso y apuntándonos con el arma nos amenazó para que no hiciéramos nada raro”, señaló Melina en una charla con este diario.
Recién entonces el ladrón fue a la parte delantera para sacar la plata que había en la caja registradora y, de paso, llevarse el efectivo que tenía uno de los empleados y dos celulares.
“PEDÍA MÁS”
Uno de los instantes más terribles que padecieron el propietario de la farmacia y sus empleados fue cuando el delincuente, disconforme con la cantidad de plata que había encontrado de la recaudación, comenzó a exigirle al comerciante que le entregara una suma mayor.
Como no había, “le pegó un culatazo en la cabeza (al dueño) y le abrió una herida por la que lo atendieron más tarde en una clínica privada”, consignó Melina.
En la farmacia precisaron que “llevamos unos 20 asaltos en los casi 30 años de trayectoria” del local.
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