Maradona a Gimnasia: una revolución en pleno Siglo XXI

Su llegada como director técnico del Lobo convulsionó la Ciudad y la noticia dio la vuelta al mundo

Surgió como una idea alocada, como suelen pasar cosas así. Después fue tomando cuerpo, allá, los primeros días de septiembre de 2019. A partir de ahí fue todo vértigo y vorágine. Horas casi frenéticas, reuniones, negociaciones, llamadas telefónicas y un anuncio, el 4 de septiembre, que revolucionó la Ciudad y dio la vuelta al mundo: Diego Maradona dirigiría a Gimnasia.

Desde ese preciso instante, la sede de calle 4 comenzó a ser un desfile incesante de hinchas que querían asociarse y no perderse lo que de antemano se sabía iba a ser una fiesta: se debut como entrenador del Lobo.

Fueron días intensos hasta llegar al 8 de septiembre, cuando miles de hinchas colmaron el estadio de 60 y 118 para ver la presentación de Maradona. Y todo estalló cuando el 10 salió de la manga acompañado por todo el plantel, sus jugadores. Un cartel que decía que Gimnasia era su casa lo emocionó al recordar a su madre. El agradecimiento, el saludo y la promesa de un trabajo intenso se vieron en directo por todos los canales de TV.

El debut como entrenador fue una semana después, también en el estadio del Bosque, contra Racing, por la sexta fecha de la Superliga.

Desde ese momento, cada vez que el Lobo jugaba de visitante se sucedían los homenajes en casi todos los estadios. Y se instaló, casi como una costumbre, un sillón que se ubicaba al lado del banco de suplentes desde donde el entrenador seguía los partidos, siempre con Sebastián Méndez a su lado, lo mismo que el resto del cuerpo técnico.

Las fechas fueron pasando, el Lobo tuvo rendimientos buenos y malos, pero siempre era noticia. Hasta que llegó la pandemia y la cuarentena puso en el freezer al fútbol, al igual que a casi todas las actividades.

Fueron meses en los que no se sabía cuándo regresaría el torneo. Hasta que de a poco se dio luz verde al regreso al trabajo, primero con grupos reducidos, luego más amplios. Pero en ese momento Diego no era parte de las prácticas por ser de grupo de riesgo.

La vuelta al Bosque fue el 30 de octubre, el día que cumplió 60 años. Ese día la Superliga programó que Gimnasia recibiera a Patronato y el equipo le terminó regalando un triunfo.

Pero su estado de salud ya no era bueno. Poco después tuvo que ser trasladado de urgencia desde la casa donde vivía en un country en la Autovía 2 a una clínica privada de la Ciudad. Horas más tarde debió ser trasladado a un centro especializado de Olivos, donde fue intervenido quirúrgicamente casi de urgencia de un edema subdural en la cabeza.

Estuvo unos días internado, hasta que le dieron el alta médica, pero de ahí fue derecho a una casa en el exclusivo Nordelta, más cerca de sus hijas, quienes querían estar cerca para seguir paso a paso su evolución. Días atrás se conoció una foto que generó alerta: lo mostraba rodeado de varias personas, todas sin barbijo y sin respetar el distanciamiento social.

Y aunque su coqueteo con la muerte tuvo capítulos anteriores, nada hacía pensar que el peor de los desenlaces llegaría un día como hoy. Casi no hubo tiempo: del dato que se había descompensado y era atendido en la casa a la confirmación de su fallecimiento fueron apenas minutos. Ya nada sería lo que era.

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