Una zona acostumbrada a convivir con el terror y a repetir reclamos

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Drones, oscuridad, lejanía. Manejo de dinero en efectivo. O un poco de todo lo anterior, son factores que se complotan para que los grandes sectores rurales que forman el cordón flori fruti hortícola platense se hayan vuelto conocidos por los violentos episodios delictivos con aristas que se repiten en cada oportunidad, desde hace al menos un lustro. Protagonizan los ataques, casi siempre, delincuentes que se mueven en grupos de cuatro o

cinco personas, van armados, por lo general con el rostro cubierto y en más de una

ocasión vestidos con chalecos de la Policía.

Los personajes involuntarios sonlos quinteros, quienes suelen padecer daño físico, en forma de plomo, golpes o abuso.

Abasto, Colonia Urquiza, Arturo Seguí, El Peligro, Lisandro Olmos y Los Hornos son las localidades más afectadas, en muchas de las cuales ya hay vecinos resueltos a armarse para enfrentar la inseguridad reinante, lo que en muchos casos redunda en casos de justicia por mano propia, con las lamentables consecuencias para todas las partes.

Quienes residen en esas zonas y conocen el problema porque lo sufrieron en sus propias casas o le tocó a un vecino, reconocen que no tendrían que llegar a esos extremos si se atendieran sus re-clamos de más presencia policial.

En la zona donde ayer ocurrió el brutal asalto y abuso sexual actuó tiempo atrás la llamada “banda de la maza”, por la modalidad que usaban para irrumpir en las propiedades tumbando las puertas.

El tiempo confirmó que, más allá de las coincidencias en la mecánica de los robos, actuaban grupos distintos. En definitiva, cambian los autores y las víctimas, pero el flagelo es el de siempre: la inseguridad.

 

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