Fin del misterio: ¿por qué los candados tienen un pequeño agujero y para qué sirve?
| 28 de Diciembre de 2020 | 08:48

Los candados forman parte de nuestra vida cotidiana. Sirven para que no nos abran cajones o casilleros, para dejar la bicicleta encadenada a un árbol o poste de luz e intentar evitar que los ladrones se la lleven, o simplemente para cerrar alguna puerta o portón de casa.
Los candados, que fueron vistos por primera vez en el Antiguo Egipto y Babilonia, desde donde se traspasó a las primeras civilizaciones como la china, griega y romana, tienen una particularidad. Cerca de la ranura por donde entra la llave, se puede observar un agujero que muy pocos conocen cuál es su propósito. El mismo tiene una explicación.
Muchos candados se ven expuestos a las condiciones meteorológicas, porque son usados en los exteriores y ese pequeño hoyo cumple un papel fundamental: permite que el agua que entra al mecanismo escurra y así se evapore, pero también sirve para poder lubricarlo y así hacer que su parte interior se mantenga en buen funcionamiento y no se dañe por el óxido.
Lo cierto es que no todos cuentan con ese agujerito por lo que en ese caso sólo cumplen su función para uso interior o están fabricados con elementos inoxidables.
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