Del avión de regreso a una cuarentena incierta: desde la mañana con una manzana y un vaso de jugo

Una platense repatriada de Costa Rica contó el calvario de horas y horas de espera en Ezeiza para ser enviada a un hotel donde hacer la cuarentena.

Desde esta mañana en que llegaron a Ezeiza repatriados en un vuelo que vía Panamá los trajo de Costa Rica, cientos de pasajeros siguen en Ezeiza a la espera que se definan los lugares donde serán enviados a la cuarentena. No les explican la razón por la que no les permiten irse a sus casas mediante un transporte donde se controlen las condiciones sanitarias. Incluso estiman que sería menos oneroso que solventar hotel y comidas durante 14 días.

Pero no les dan respuesta y una platense en el ojo de esta tormenta de angustia e incertidumbre cuenta que "nos llevan de un lado a otro, a cada rato nos sacan de a cuatro a una especie de patio y luego nos vuelven a hacer entrar" contó Analía Reyes, abogada y docente que había viajado a Costa Rica a hacer una pasantía de estudios en la Corte Interamericana. Reyes además trabaja en el Poder Judicial.

"Nos dicen que la opción de irnos a nuestras casas no es viable porque nos dicen que hubo casos positivos entre el pasaje que embarcó en Panamá. Por eso tenemos que hacer la cuarentena en un hotel, señaló.

Después de desembarcar en Ezeiza y tras varias horas de espera los pasajeros recibieron una manzana y un jugo en envase de cartón pequeño. 

Las fuerzas físicas y de las otras empiezan a flaquear. Muy acongojada Analía contó a EL DIA.COM "nos estamos durmiendo parados, es mucho tiempo, venimos de muchas horas de viaje y de espera".

Analía hace cuatro días que está con la misma ropa. No puede pensar en otra cosa que no sea una ducha, una cama, el descanso después de una maratón de horas y horas de ir y venir, de esperar noticias, de ilusionarse con que por fin todo se encamina y caer otra vez en la decepción.

Así está Analía Reyes, una abogada, trabajadora en el Poder Judicial y docente platense que por estas horas comparte la inquietud de sus compañeros de viaje recién llegados a Ezeiza en un vuelo de repatración de México vía Panamá.

Después de esperar una hora dentro del avión y pasar por controles de temperatura corporal, declaración jurada y otras formas de protocolo, los viajeros siguen en la incertidumbre: ahora se trata de saber cuándo termina todo esta confusa maratón y empieza la vida en casa.

La última noticia que tuvieron fue que había un micro esperándolos para llevarlos a los hoteles. La incertidumbre sigue.

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