Que no eche a perder el esfuerzo de 15 días de encierro

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Por JUAN PABLO COSTA

jpcosta@eldia.com

Desde el primer minuto del 20 de marzo los argentinos empezamos a vivir una situación única. El aislamiento nos colocó, aunque de manera temporaria, frente a un nuevo estilo de vida, trastocando todos nuestros hábitos y costumbres, y poniéndonos en alerta a cada minuto.

Llevamos casi 15 días de cuidados intensivos. Por eso, frente a las miles de personas que ayer estuvieron en las calles para cobrar sus haberes rompiendo el aislamiento de manera exponencial, surgen interrogantes: ¿Valió la pena tanto esfuerzo y sacrificio? ¿Por qué ni el Estado ni los bancos ni los gremios se pusieron al frente de una situación que era evitable?

Lo que se vio ayer no fue más que una potencial ola de contagios. Sin respetar distancias, pegados unos con otros y soportando horas parados con 10 grados de temperatura, miles de abuelos se expusieron al contagio pese a que muchos portaron barbijos y se untaron en alcohol en gel. ¡Justo ellos que son el grupo de máximo riesgo!

De antemano se sabía lo que iba a ocurrir y, lo que es peor, desde los gobiernos nacional, provincial y municipal pareció que lo miraban de brazos cruzados. ¿O acaso creyeron que con un puñado de agentes de seguridad alcanzaba para controlar una situación que se desbordó con cuadras y cuadras de filas, donde hubo desmayos, gritos, empujones y todo tipo de situación violenta que desencadenó la desesperación por llevar un mango al bolsillo?. Porque nadie puede negar la necesidad por cobrar de este grupo de abuelos y de quienes debían percibir las asignaciones familiares, y justamente por ello la prioridad debió ser tener un plan que tengo como objetivo que el virus no siga circulando socialmente.

Ver a abuelos llorando parte el alma. Una foto que muestra que la necesidad de cobrar le ganó al temor del contagio del virus que ya mató a más de 50 mil personas en todo el mundo. Sabemos que la mejor vacuna es quedarse adentro de casa, y se repite hasta el cansancio, pero es evidente que no se tuvo en cuenta que abriendo los bancos, sin idear otro mecanismo de cobro alternativo, todo lo que logramos como sociedad durante este aislamiento, en un abrir y cerrar de ojos pudo haber sido en vano. Ojalá nos equivoquemos y que el virus no haya hecho de las suyas, aunque conoceremos las consecuencias recién dentro de 14 días.

 

 

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