El hecho de salir del “closet”, algo que cuesta y mucho en el deporte

La cultura ultramachista “y el qué dirán” son los principales obstáculos para revelar la condición sexual. El fútbol es el núcleo más cerrado de todos

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Por ADRIÁN D'AMELIO

adamelio@eldia.com

A pesar de que en la sociedad hay una mayor apertura a la hora de pensar y de proceder, el deporte debe ser uno de los ámbitos más cerrados en referencia a la homosexualidad. Ni que hablar de nuestro país donde impera una cultura “ultramachista” donde el gay es mal visto y hasta veces “maltratado” desde el punto de vista psicológico y en ocasiones físicamente.

En el caso del fútbol esto se acentúa cada vez más. ¿Qué futbolista argentino de elite comentó que es homosexual? Ninguno, pero que los hay, los hay. El Monito Vargas, el ex jugador de Vélez y actualmente del Espanyol de Barcelona, dejó deslizar algo al pasar sobre el tema.

¿Qué futbolista argentino de elite se animó a comentar que es homosexual? Ninguno, es tabú

 

En su momento, Carlos Bilardo contó que cuando dirigió a Estudiantes -durante la década de los ’70- en el plantel albirrojo había un jugador gay, pero el Narigón nunca reveló su nombre. Nicolás Fernández, arquero del Club General Belgrano -un equipo amateur que milita en la Liga Cultural de La Pampa- confesó que su elección sexual lo condicionó en su carrera como futbolista.

En tal sentido, Facundo Imhoff (ver nota aparte, donde se publica una entrevista que le concedió a esta medio de manera exclusiva), el voleibolista del seleccionado argentino, rompió el molde y se confesó con el primer deportista gay en nuestro país. Después, lo siguió el basquetbolista Sebastián Vega que redactó una emotiva carta en las redes sociales.

Claro que en otros ámbitos como es el caso del artístico todo es más sencillo, resulta normal admitir que tienen atracción por personas del mismo sexo. Por ejemplo, Freddy Mercury, Ricky Martin (es uno de los más recientes en confesar sus tendencias sexuales) y Elton John. Así en diversos ámbitos “salir del closet” es algo mas cotidiano y hasta valeroso para algunos, pero en el deporte sigue siendo un tema tabú la homosexualidad.

Sin dudas, el estigma social atraviesa el deporte, ciertas ramas de la vida todavía parecen ser invulnerables a las confesiones sexuales y el deporte es una de ellas.

Quizás el caso más polémico con respecto a la homosexualidad y el fútbol sea el de Justin Fashanu, primer jugador negro en cotizar un millón de libras en el fútbol inglés. En 1990 confesó al periódico se sensacionalista “The Sun” que era homosexual, siendo el primer futbolista en revelarlo. Lo hizo luego de ser acusado por un joven de 17 años de abuso sexual. Fashanu fue detenido e interrogado por la policía, aunque quedó en libertad.

El 3 de mayo de 1998, Fashanu fue encontrado ahorcado en un garaje, con una nota que decía: “Me di cuenta que ya he sido condenado como culpable. No quiero ser más una vergüenza para mis amigos y familia. Espero que el Jesús, que amo, me dé la bienvenida y finalmente encuentre la paz”.

El 9 de septiembre de ese mismo año se rebeló que no existía una orden de detención para el futbolista, y que la policía había abandonado el caso por “falta de pruebas”. Fashanu fue elegido para integrar la lista de los “500 héroes gays y lésbicos” de la revista “The Pink Paper”.

La realidad marca que existen muchas especulaciones con respecto a la homosexualidad en el deporte y la verdad son pocos aquellos que se atreven a revelarlo. Cierto es que hay otros deportistas como las tenistas Martina Navratilova o Amelie Mauresmo que admitieron ser lesbianas, aunque en este mundo las mujeres parecen tener mayor tolerancia con respecto a su sexualidad. En tanto el deporte masculino sigue siendo una incógnita con respecto a la “tendencia” de los deportistas.

En realidad existe una estigmatización sobre el tema, ya que el deporte se asocia a lo rudo, primitivo casi cavernario como una demostración para probar la hombría de los deportistas evocando al antiguo Coliseo Romano. Con esta visión, se pierde de vista el principal objetivo, ya que el deporte no se trata de sexualidad sino de competitividad. Es justo decir que cada individuo es libre de expresar o no su sexualidad, ya sea por la repercusión social o simplemente porque quiere mantenerlo en el ámbito privado.

Otra reflexión parte desde la visión del estigma social: jugadores de fútbol, rugby, tenis y demás son admirados por millones de personas en el mundo, niños o adultos, vistos como héroes, genios y figuras a imitar, quizás esa responsabilidad social (sin sentido) genera la represión de los mismos deportistas para con su sexualidad. La misma sociedad inculcó en muchos atletas y deportistas la necesidad de no expresar o reprimir su sexualidad, ya que derrumbarían la imagen de “ídolo” que tanto admiran. Estas visiones (mal impuestas por la sociedad) son arcaicas y retrogradas, pero totalmente realistas.

Ahora bien es extraño pensar que un ámbito donde solo hay hombres y se tiene un contacto constante con personas del mismo sexos, se piense que un ámbito ideal para formar hombres o “machos”. Los antiguos griegos y romanos (desconocían el término homosexual) consideraban la masculinidad como un símbolo atractivo en personas de su mismo sexo, es decir, aquellos que poseen mayor hombría eran “admirados” por los demás. Claro que la mujer era utilizada para satisfacer al hombre y para reproducir.

Existe una estigmatización sobre el tema, ya que el deporte se asocia a lo rudo

 

Toda sociedad avanza y retrocede en su historia. Lo trascendental pasa por la cancha, si es gay es asunto de cada atleta. Cada persona es libre de pregonar o no su vida privada, poco y nada debe importar su orientación sexual. Ahora cuando la sexualidad afecte el rendimiento o el desempeño de cualquier ser humano en cualquier trabajo o ámbito, ahí es cuando la vida sexual debe cobrar relevancia.

 

 

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