Por la noche y, a punta de pistola, robaron la moto de un repartidor

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Cristian (42), casado y con cinco hijos, trabaja desde hace tres meses como repartidor para la app “Pedidos YA!”. Comenzó “obligado” por el aislamiento obligatorio: “Yo soy gastronómico y con la cuarentena quedé en la calle. Me dieron esta opción y la agarré”, contó desde su casa, donde asegura estar “enojado, mal, con un montón de sentimientos”. No es para menos. El sábado a la noche, mientras entregaba un pedido en Villa Elvira, dos delincuentes le sustrajeron la moto a punta de pistola y ahora está “desesperado”, porque ni la empresa de delivery ni el seguro le reconocen la pérdida. “Hace dos días que no duermo de la impotencia. Me sacaron la herramienta de trabajo y no tengo forma de solucionarlo, el seguro no me lo quiere cubrir porque dice que yo estaba haciendo un ‘uso comercial’. Pago seguro contra todo riesgo, ¿para qué?”, reclamó. Asimismo, señaló que “de la app ni siquiera me hablaron”, dijo.

“Es mi trabajo, yo vivo de eso. Si no trabajo, nos morimos”, indicó sobre su familia.

El asalto sucedió a las 22.30. Cristian había ido a tomar un pedido a una parrilla de diagonal 79 y cuando observó la dirección de entrega “me puse incómodo”, expresó en diálogo con EL DIA. El destino era una casa situada en 78 bis entre 16 y 17 y, como era “una compra alta, de $1.900”, decidió que el riesgo valía la pena.

Sin embargo, sospechó algo antes de arrancar la moto y le envió un mensaje a su pareja, “cinco minutos antes de que me roben”, señaló. El texto decía: “Tengo que llevar este pedido, te mando mi ubicación porque es ‘plata o mierda’”.

Varios minutos más tarde arribó al domicilio indicado. La calle “estaba muy iluminada” y eso lo tranquilizó un poco. Tocó timbre, salió el cliente y conversaron brevemente. Todo parecía marchar bien hasta que Cristian levantó la mirada y observó el rostro de su interlocutor. “Le dije cuánto era, le veo la cara y estaba pálido. Miraba a la calle, no a mí”, recordó.

El repartidor se vio la vuelta y sus ojos “chocaron” con el caño de un arma. Un joven lo apuntaba con el brazo extendido. Unos metros hacia la calle lo esperaba un cómplice. “Habían venido en bicicleta. Al segundo no lo pude ver bien porque el que estaba con el arma no me dejó girar, pero eran pibes de no más de 20 años”, detalló.

“Quedate en el molde, no te des vuelta”, le espetó el delincuente. La tardanza hizo que la mujer del cliente, con un bebé en los brazos, empezara a preguntar si pasaba algo. Cristian y el otro hombre le contestaron que se quedara tranquila. Los ladrones escaparon por 17 hacia 72. Cristian radicó la denuncia en la comisaría.

 

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