Enseñar y aprender a la distancia, el nuevo desafío de alumnos y profesores

Mientras la cuarentena aleja, la tecnología acerca. Docentes platenses describen cómo desarrollan sus clases virtuales

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RICARDO CASTELLANI

rcastellani@eldia.com

En medio de la pandemia, muchas actividades quedaron en el camino. Pero otras, ingenio y tecnología mediante, se fueron readaptando. Y en La Plata, por ejemplo, muchos de los que estudiaban disciplinas paralelas pudieron recuperarlas, y otros tantos, que las enseñaban, también lograron retomar el contacto con sus alumnos. Se da en muchas áreas, desde clases de idioma o música hasta actividades físicas o de meditación, entre tantas otras.

El de Sol Oliva, 26 años, profesora de Francés, es uno de esos casos, en el que de recibir a los alumnos en su casa, pasó a enseñarles “a distancia”, en lo que significó un doble aprendizaje, tanto para ella como para sus alumnos.

“En mi caso -cuenta- desde un primer momento tuve el camino allanado porque todas las personas que tomaban clases conmigo tenían acceso a internet y a algún dispositivo donde valerse de una plataforma de videoconferencia. La intención inicial fue que la clase virtual se asemejase lo máximo posible a la presencial, de modo que los esfuerzos estuvieron dirigidos a encontrar la plataforma con más “chiches” para tal fin –disponer de una pizarra, armar grupos, compartir un texto, una imagen o un audio-. Aquí fue crucial la red de colaboración docente generada para poder encarar esta situación a la cual nos arrojó la pandemia sin mucha anestesia”.

“En realidad -añade Sol- no hay como el aula, y en el pasaje de ésta a la imagen de un Zoom o un Google Meet se pierde mucho. Ni hablar de los cortes de luz e internet, delays, micrófonos desactivados y otras hierbas virtuales que aún estamos masticando, por demás perniciosos en una clase de idioma donde la interacción docente-estudiante es constante y es clave. Pero igualmente los resultados son positivos”

FLAUTA TRAVERSA POR WhatsApp

El caso de Pascual Cunzo (67), con una larga trayectoria como intérprete en el Teatro Argentino y actual profesor en el Conservatorio Gilardo Gilardi de nuestra ciudad, es, si se quiere, todavía mas complejo.

“Ante la cuarentena impuesta por la pandemia -describe- con mis alumnos de Flauta Traversa del Conservatorio encontramos la forma de seguir con las clases habituales. Durante la semana los alumnos me envían videos o grabaciones de las obras que estamos estudiando, las descargo en mi computadora, las escucho y, sobre la partitura, voy anotando las correcciones a realizar. Y dado que las clases son individuales, utilizamos las video-llamadas de WhatsApp para comunicarnos y, a fin de una mejor organización y para mantener una rutina de estudio, conservamos el mismo horario de las clases presenciales”.

En el paso del mundo presencial al virtual aprenden tanto maestros como alumnos

 

“A la hora convenida -cuenta el músico- los alumnos llaman y juntos vamos siguiendo los audios con las partituras y nos detenemos en los puntos a mejorar. Pido que los toquen y repitan las veces que sean necesarias hasta obtener el resultado deseado, y así vamos avanzando. Por supuesto también hablamos sobre los autores, el estilo musical, forma y estructura de las obras y todo lo que yo pueda aportarles y que hace a una mejor comprensión de lo que están estudiando. Y durante la semana me envían nuevos audios con las correcciones y otras obras para la clase siguiente”.

“Dado que los alumnos que en este momento tengo asignados en el Conservatorio son de los últimos años de la carrera de flauta -completa Cunzo- no he tenido inconvenientes en poner en práctica este sistema y su, podríamos decir, “presentismo” es casi perfecto. Si bien este sistema permite sortear la emergencia, tiene como punto débil la falta del contacto personal, mucho más rico en matices que el que nos permiten los medios electrónicos, para todo lo referido a la postura y al manejo del cuerpo. Y también está la cuestión del sonido, el cual es diferente al que se percibe en forma directa y no me permite hacer un trabajo más fino sobre la dinámica, o sea el volumen con el que se toca y lo que los músicos llamamos el color del sonido. Pero de todos modos los resultados son mejores de los que creía lograr en un primer momento”.

YOGA POR GOOGLE MEET

Si enseñar un idioma o corregir música por internet tiene sus complejidades, transmitir ejercicios de yoga por la misma vía también tiene las suyas. Y Soledad Di Pompo (33), profesora de Yoga y psicóloga, lo hace con buenos resultados.

“Entregarse al devenir atentamente es parte de la práctica de Yoga -señala- y los modos en que veníamos practicando, es decir, el encuentro cuerpo a cuerpo con el otro, en la situación de pandemia ya no es posible. Y atendiendo a la premisa inicial, quedó ante eso construir una nueva forma de desarrollar las clases de la mejor manera posible. Por suerte, teníamos al alcance toda una red virtual que permitió la práctica y la comunicación en este sentido. Yo de un lado de la pantalla y ellos y ellas del otro, cada uno desde su casa porque así lo requiere la nueva realidad”.

“En el transcurso de los primeros días de cuarentena -señala quien también es integrante de la Asociación Bonaerense de Yoga- me fui dando cuenta de que estábamos construyendo, con alumnos y alumnas, un espacio compartido para poder seguir practicando. Cada uno tuvo que poner algo de si, armar un espacio en su casa, acomodar el dispositivo para que se vea y se escuche bien, coordinar con la familia la actividad, aprender a manejar plataformas de videoconferencia, sortear los inconvenientes con el WiFi y así. Ver esto fue muy grato y creo que también muy beneficioso para alumnas y alumnos. Si uno lo mira desde un punto de vista positivo, se generó una gran disponibilidad y entrega que les hizo salir de la pasividad que se sostiene cuando se trata de aprender o practicar algo. Esto en Yoga es muy importante porque la idea es siempre estar atentos en el presente”.

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