En medio de la pandemia siguen los cortes de agua
Edición Impresa | 27 de Julio de 2020 | 04:18

La seguidilla de cortes de agua en distintos sectores de nuestra zona tiene ahora como escenario al muy poblado barrio Aeropuerto, cuyos habitantes reclamaron ante este diario a raíz de que llevan, según indicaron, extensas horas sin recibir una gota en las canillas de sus domicilios, en una situación que, como es lógico deducirlo, se ve agravada por presentarse en medio de la pandemia y no disponer de agua para su higiene personal, para las tareas de limpieza propias de todo hogar, para beber o cocinar.
Existe un conocido catálogo para explicar las recurrentes faltas de agua en los distintos vecindarios. En algunas ocasiones, por desperfectos en los equipos de bombeo o por roturas en las cañerías que distribuyen el agua en los domicilios, originándose pérdidas también prolongadas. En otras ocasiones por bajantes en las aguas del Río de la Plata de las aguas del Río de la Plata, de donde se abastece la planta potabilizadora de Punta Lara o, en la temporada veraniega, por la abrupta subida de la demanda. También suelen presentarse diversos inconvenientes técnicos en los equipos de bombeo ubicados en distintos puntos del casco urbano.
Hay otras razones también, pero sería largo enumerarlas. Lo cierto es que en los últimos años los vecinos platenses se han venido convirtiendo, sino en virtuales “expertos” de las deficiencias del servicio de agua, en reales víctimas de una prestación con muchas intermitencias.
En esta última oportunidad los reclamos se hicieron sentir desde 12 y 607 –en donde un vecino señaló que, en el pico más alto de la pandemia, cuando hay que reforzar las medidas de prevencion e higiene, no se dispone de agua. En la zona de 7 y 90 otro poblador aseguré que llamaron a Absa y sólo los atiende un contestador, que dice que se está trabajando en una zona determinada conde hay bombas, que acuden a ese lugar y que no encuentran a nadie.
Tal como se ha dicho tantas veces en esta columna, se trata de una historia que se reitera año tras año casi sin matices. Una somera revisión de los testimonios vecinales y de las crónicas permite comprobar que la escasez de agua se presentó en las últimas cuatro décadas y aún más, sin que en ese lapso se haya logrado poner en valor la planta de captación de agua en Punta Lara, las redes de pozos extractores y las cañerías de distribución domiciliaria. Pasan los años y las administraciones, las promesas de obras se reiteran y lo único comprobado es que el agua sigue faltando.
Puede también hablarse de un proceso prolongado de desinversiones, durante cuyo transcurso muchos fueron señalando lo negativo de ese proceso y que, a la corta o a la larga, desembocaría en fallas estructurales de todo el sistema de captación, depuración y distribución del agua domiciliaria. Sin embargo, tales razones no justifican en modo alguna las penurias que deben enfrentar los usuarios y, en todo caso, habría que volcar recursos de una buena vez para revertir las deficiencias.
Tanto la empresa abastecedora de agua como el ente de contralor debieran tomar conciencia de que la población se encuentra con un servicio que resulta deficitario, en una situación que, año tras año, se ve acentuada por los crecimientos demográfico y urbanístico. La única respuesta aceptable -es decir, la única solución- que merecen los vecinos es que medie una reforma integral y modernizadora de las estructuras de extracción y distribución del agua, hasta llegarse a un suministro confiable, suficiente y sin interrupciones para toda la población.
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