Juan Grandinetti: “Sentí que tenía ganas de probar algo nuevo”

Tras irrumpir en la pantalla nacional con su intensa presencia, el actor decidió armar las valijas y mudarse a España, donde filmó “La maldición del guapo”, estreno de mañana en Cine.Ar

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Por PEDRO GARAY

pgaray@eldia.com

“La actuación, para mi, es un juego”: así define al otro lado del teléfono, y desde el otro lado del océano, Juan Grandinetti, alineándose en ese espíritu lúdico con su personaje de “La maldición del guapo”, cinta burbujeante sobre estafadores bohemios, padres e hijos que se verá mañana por la noche en el canal de cable Cine.Ar y que el viernes llegará a la plataforma on demand, y que marca el primer protagónico para el actor en España.

Grandinetti irrumpió en la escena del cine nacional hace tres años, cuando su mirada sensible y profunda y su voz pausada lo convirtieron en una presencia insoslayable en la pantalla. Siguieron varios proyectos para el intérprete, hijo de Darío Grandinetti, hasta que tomó la decisión, el año pasado, de seguir su carrera en España.

“Llegó un momento donde sentí que tenía ganas de probar algo nuevo”, explica el intérprete nacido en 1991, en diálogo con EL DIA. Y todo comenzó con “La maldición del guapo”: Grandinetti viajó a filmar y “aproveché para tomarme unas vacaciones, con mi familia, viajando y disfrutando. Yo tengo tres sobrinas, y me di cuenta de las ganas que tenía de disfrutarlas a ellas, no perderme su infancia; también a mis hermanas, aunque son más grandes, de mi vieja también”.

A partir de ahí, explica, “empecé a barajar la posibilidad”. Gonzalo De Castro, coprotagonista del filme (interpreta a su padre, un estafador empedernido envuelto en el halo romántico de la vieja escuela) “me daba manija, me decía ‘tenés que venir a trabajar acá’”, se ríe Grandinetti. Durante el rodaje, consiguió representación en el Viejo Continente. El panorama, cuenta, “se iba armando”. Entonces, cuando terminó el rodaje, “volví a Buenos Aires, pero ya con la decisión de regresar, aunque respetando si me daban ganas de quedarme, porque Argentina es donde me crié, donde tengo mi círculo de amigos, hermana, primos”.

La sangre tiró más que los afectos, algo que tiene en común su trayectoria con “La maldición del guapo”, cinta de Beda Docampo Feijoó sobre un hombre tan seductor como estafador que quiere dejar el crimen atrás: la cárcel le costó la relación con su hijo pero, ¿quién puede resistirse a los diamantes? Se sabe: el último trabajo de los ladrones de película es como el último cigarrillo…

Claro que esos diamantes que persigue se encuentran entrelazados con el destino de su hijo, un hombre honrado que quiere salir adelante y tomar distancia de ese padre rufián. “Una dualidad que lo atraviesa a lo largo de la película: el rencor que le tiene a su padre, y al mismo tiempo una necesidad de volver a encontrarse con él”, explica Grandinetti su personaje, que “todo lo que hace es reprocharle a su padre todo lo que se ausentó, pero al mismo tiempo quiere recuperar ese tiempo perdido. El gran motor de la historia es ese vínculo entre padre e hijo”.

Repulsión y atracción: al final, aunque los tiempos cambien, aunque algunas galanterías queden viejas y algunos cuerpos también, el estafador termina siendo irresistible. “Siempre tienen algo mejor para decir que el otro”, ofrece como explicación del éxito del ladrón de guante blanco, entre risas, Grandinetti.

“Hay una nobleza en este tipo de ladrones: esa imagen que uno tiene de las películas que vimos todos es la de una persona muy inteligente, con la respuesta al pie, haciendo lo que quiere hacer y ganando mucho dinero”, sigue su análisis. Su personaje, sin embargo, no comparte el punto de vista, harto de las correrías de su padre. Pero, claro, la sangre tira…

Como también le tiró a Grandinetti, de joven, aunque, advierte rápido, no son situaciones asimilables: su padre estuvo presente en su vida y fue una influencia importante en su elección de carrera, una decisión “consciente”, al revés que la de su criatura en la pantalla. y “a partir de lo que veía en mi padre”.

“Entiendo que en España no se puede desaprovechar el turismo, pero es una pena que todo lo pensemos a partir de la economía”

 

Del otro lado de su ADN está su madre catalana, con la que vivió hasta los 16, lo cual le viene a mano en esta nueva etapa, no solo por el pasaporte, claro, sino por el acento: “Lo tengo un poco incorporado”, dice Grandinetti, aunque por las dudas “ahora comencé con una coach, que me ayuda a pulir algunas cosas, a poner la lengua en un lugar y no en otro: lo entreno para poder tener la posibilidad de trabajar de esa manera, para sumar una herramienta”.

Su kit de herramientas, de hecho, le ha permitido que a pesar del cimbronazo del cambio de país, Grandinetti sostiene el ritmo laboral que traía de Argentina desde “Pinamar”, estrenada en 2017. “Fue una muy linda experiencia, como arranque en el cine”, dice quien antes, con solo 14 años, había realizado un pequeño papel en “El prisionero irlandés”. “Y creo que gracias a eso y a partir de ahí, empezó a funcionar una continuidad laboral que me hace sentir privilegiado: lo disfruto mucho”.

“Ahora quiero subir la apuesta, conseguirlo también en España”, lanza Grandinetti, minutos antes de que lo pasen a buscar para salir a rodar una nueva temporada de “Los Hombres de Paco”, éxito español creado por Alex Pina (el de “La Casa de Papel”) que terminó en 2010 y que renace ahora (puede verse en Flow).

Además, antes de la pandemia rodaba la primera producción europea de Cohn y Duprat, “Competencia oficial”, y otra cinta española más, “Contando ovejas”: Grandinetti ya hace “pata ancha” en España, donde además la industria, tras la crisis del COVID, comienza a reactivarse, junto con toda el área comercial, en plena temporada alta para el turismo.

“No tengo miedo, pero sí mucho cuidado, porque el panorama no pinta bien”, dice sobre la situación de la pandemia en España Grandinetti, y agrega que “acá ya hace un tiempo que estamos en la nueva normalidad, todo se ha ido abriendo, pero con su respectivo protocolo. Porque acá, lejos de haberse terminado, los casos están subiendo. Ya no es una cuestión de invierno o verano, incluso con el verano llega el turismo y eso para el virus es una buena chance para expandirse”.

“Entiendo que es un momento de la economía donde no se puede desaprovechar el turismo. También pienso que es una cagada que todo lo pensemos a partir de la economía…”, opina Grandinetti.

En Argentina, por ahora, la cuarentena continúa, y en ese marco se estrena “La maldición del guapo”, lo cual podría venirle bien a la cinta en términos de espectadores. “Mirar una película hoy es algo más fácil, accesible, en el sentido del tiempo: me pasó incluso a mí, cuando estuvimos en cuarentena acá también, y aproveché para ver un montón de cosas que uno pospone por alguna razón. Siempre hay poco tiempo”, accede Grandinetti, aunque advierte que “quizás, la gente también está un poco harta de ver películas. Ojalá que funcione, y que la gente siga como viene, con paciencia, aguantando: acá hablo con mucha gente y me hablan de lo bien que se hacen las cosas allá, aunque algunos pintan otras cosas”.

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