Venezuela, donde la leña suple la escasez de gas
Edición Impresa | 27 de Agosto de 2020 | 01:54

CARACAS
Ron González
Juan Hernández carga durante casi una hora un pesado atado de largos troncos secos, con el sol de mediodía quemando su espalda en la autopista que une Caracas con la céntrica región de los Valles del Tuy, sin apenas detenerse a descansar. En su casa no hay gas desde hace meses, y el paquete de leña que transporta le alcanzará para cocinar durante 15 días en el patio de su casa, donde trasladó la cocina para evitar que el humo que se genera haga imposible habitar la vivienda.
Pasado ese tiempo Hernández, de 37 años, tendrá que volver a las verdes montañas de los Valles del Tuy, donde dos veces por mes recoge leña, al igual que miles de habitantes de esta región cercana a Caracas.
ESTADÍSTICA IMPENSADA
Venezuela tiene las mayores reservas probadas de petróleo en el planeta. Este recurso es tan cuantioso, que el fallecido presidente Hugo Chávez solía estimar que alcanzaría para satisfacer la demanda mundial de los próximos 200 años o más.
Las reservas de gas son menores, pero no desdeñables: 197,1 billones de pies cúbicos (1 metro cúbico equivale a 35,3 pies cúbicos), una cifra que ubica a Venezuela en el octavo lugar a escala mundial.
Sin embargo, desde hace algunos años la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) ha sido incapaz de satisfacer por completo la demanda interna de gas y nafta, por citar solo dos ejemplos.
Según una encuesta sobre la crisis realizada por una comisión de expertos cercanos al diputado Juan Guaidó, el 53,4 por ciento de los venezolanos no tiene gas natural doméstico. Y las cocinas eléctricas no son siempre una opción, porque el 97 por ciento de los hogares venezolanos sufre constantes cortes de energía.
A veces llega a la zona de los Valles del Chuy un camión repartidor con pequeñas garrafas de gas, pero sólo pueden comprarse con dinero en efectivo, también escaso y otra de las expresiones de la crisis compleja que atraviesa el país caribeño. Cada garrafa pequeña cuesta unos tres dólares. El precio puede parecer poco, pero, en Venezuela, este número es superior al salario mínimo y a las jubilaciones. Y por una garrafa e 143 kilos pueden llegar a pedir 40 dólares.
Si en las cercanías de Caracas las cocinas a carbón (muy barato) o leña se ven con frecuencia, en el interior del país, como en el occidental estado de Táchira (limítrofe con Colombia), son casi una norma.
NI GAS NI ELECTRICIDAD
El occidental y rico estado de Zulia es, por mucho, la región más castigada por la crisis venezolana, con escasez generalizada y colapso del transporte y los servicios públicos.
La falta de gas en Zulia obliga a sus habitantes a cocinar con palos de descarte, por lo general en los patios y una sola vez para todo el día, cuando los pequeños comercios de la zona ya cerraron y el humo de su fogón no molesta a los clientes.
Este escenario es la mayor prueba de que la severa crisis que vive Venezuela afecta, sobre todo, a los más humildes. Pero también es la prueba de que la situación venezolana es tan atípica que el país caribeño pasó casi en un abrir y cerrar de ojos de la abundancia a la escasez, aunque sin perder su enorme cantidad de recursos. (EFE)
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