“Crímenes de familia”: un thriller austero y riguroso
Edición Impresa | 29 de Agosto de 2020 | 05:30

Alejandro Castañeda
afcastab@gmail.com
“Crímenes de familia”, de Sebastián Schindel.- Cuenta la historia de Alicia e Ignacio, un matrimonio de uno de los barrios lujosos de Buenos Aires, que viven junto a Gladys, la empleada doméstica, y su hijo de tres años, Santiago. Sus vidas comienzan a alterarse cuando el hijo de los dueños de casa, Daniel, de 35 años, con quien tienen una relación conflictiva, es acusado de violación e intento de homicidio de su ex esposa.
Tercer film del documentalista Sebastián Schindel, disponible en Netflix. En la puesta en escena se nota su origen estético: la cámara nunca va más allá de lo que los personajes le permiten; ni las revelaciones ni el crimen ni el abuso se muestran. Están retratados a la distancia por la mano discreta de un documentalista que mira la realidad para retratarla más que para juzgarla.
Los vínculos afectivos asimétricos vienen a subrayar un clima de ruptura y separación: Daniel con su mujer; los padres con su nuera; la mucama con sus embarazos; los padres con el hijo. Hasta el buen matrimonio de los dueños de casa terminará estallando. El mundo –insinúa Schindel- es un lugar de tensión y de poder. Y los afectos asimétricos juegan un rol decisivo a la hora de ejercer dominio, violencia y supremacía.
Como en su logrado filme anterior (“El Patrón: Radiografía de un crimen”) esta nueva obra de Schindel trajina por los mismos temas y personajes. También hay aquí viejas preocupaciones: la corrupción de la Justicia, las diferencias de clase, el consumo de drogas, la violencia de género, los embarazos no deseados y la solidaridad casi instintiva entre mujeres. También, la presencia decisiva de seres casi primitivos portadores de una carga de violencia que han terminado naturalizando.
Aquí hay un hijo desquiciado quien la droga lo fue gastando; una madre negadora, un padre harto, una esposa maltratada y una mucama a que casi ni habla y que al final será la real portadora de la verdad. Como en su obra anterior, se destaca por una intensidad narrativa muy contenida que no cae en efectismos ni en exageraciones. Por eso nos ahorra varias escenas que podrían generar lugar a efectismos y estallidos. No cede a la tentación de mostrar y exaltar los momentos salientes (acusaciones, abusos, crímenes). Es austero pero a la vez, penetrante. Schindel se concentra en su tema y no se aparta. Y expresa una violencia callada y siempre latente. No sobra nada, ninguna escena es gratuita, ningún diálogo está de más. Es creíble, concentrado. Hay miradas, gestos, réplicas y observaciones que parecen incidentales, pero todo suena bien. La buena dirección de actores deja ver que no hay personajes descuidados ni actuaciones desafinadas. Como lo demuestra Diego Cremonesi, como médico forense, en una breve pero impecable escena.
“Crímenes de familia” es un logrado thriller tribunalicio, aunque el desarrollo del juicio es apenas otra instancia más de un drama con seres sufrientes que de a poco van a ir sincerando su vida. La verdad, dice Schindel, está más allá de la justicia. Es la conciencia la que siempre tendrá la última palabra. Filme interesante que deja ver la mano sensible de un realizador que muestra poco y transmite mucho.
(****MUY BUENA)
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