Trabajo para los adultos

Por MAITÉN AGÜERO (*)

Los más de 150 días de cuarentena en nuestra región pusieron a prueba todas las relaciones dentro del hogar. Ninguna familia estaba preparada para pasar las 24 horas por más de 5 meses encerrados, lidiando con diversas situaciones laborales, con la escuela a través de la pantalla y cumplir con todas las tareas sin poder tener esas válvulas de escape que pueden ser reunirse con amigos o salir a caminar.

En este contexto muchas parejas tomaron la decisión de separarse. Pero la separación en sí misma no es algo necesariamente malo, debemos tener en cuenta que el conflicto permanente, las peleas y el maltrato en la pareja parental, genera un efecto aún más negativo. Los niños y niñas, especialmente los más pequeños, creen que el mundo gira a su alrededor, y pueden creer que son la causa del conflicto, con el sufrimiento que esto trae. La separación implica un cambio, y como todo cambio puede generar miedo a lo desconocido. También es una pérdida, y como tal requiere un trabajo de duelo, y atravesarlo puede ser difícil.

Para los niños y niñas el contexto de pandemia y cuarentena, por sí solo, resulta un sufrimiento, y como sujetos en constitución, no cuentan con todas las herramientas para poder entender y nombrar lo que les pasa. Es por esto que pueden manifestar sus emociones a través de ataques de ira, berrinches, dolores físicos como dolor de panza o de cabeza, e incluso con regresiones como por ejemplo un niño que ya controlaba esfínteres y vuelve a hacerse pis en la cama. Para que los niños y niñas puedan sobrellevar este sufrimiento, que para ellos es inabordable, necesitan que los adultos a cargo de su cuidado estén emocionalmente disponibles para intentar comprender lo que les pasa, ayudándolos a procesar y a ponerle palabras a lo que sienten. Sin embargo, cuando la pareja parental está en conflicto, puede ser difícil poder cumplir con esta función. Será entonces trabajo de los adultos, poder significar la separación de forma tal que sea comprensible para los niños y niñas, entendiendo que el cambio da miedo pero puede ofrecer una solución al conflicto.

(*) Psicóloga
Licenciada en Psicología, especialista en Niños del Hospital San Roque de Gonnet