Las claves de un receso en el que cambió la forma de veranear

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Más allá del impacto de la pandemia en los índices de ocupación y en el aspecto económico de los principales destinos, la presente temporada pasará a la historia porque la crisis sanitaria imprimió cambios sensibles a la forma de veranear.

Así, conceptos como protocolo, mate y vianda personal, límite horario o fiesta clandestina, se convirtieron en parte del nuevo vocabulario que se habla en los principales centros turísticos del país.

En Mar del Plata, por caso, en lo que va de la temporada hubo 18 cierres de playa al llegar al límite de personas permitido para poder mantener las distancias entre burbujas, según se indicó oficialmente.

Esos cierres se dispusieron en Playa Grande, Varese y en distintas playas del sur y estuvieron a cargo del personal de chalecos azules que se ocupa de establecer cuándo una playa “se llena” para derivar a otras a los turistas que van llegando como parte de los protocolos que le impone al presente verano la crisis sanitaria.

Otro concepto que irrumpió con fuerza en una temporada sin boliches ni nocturnidad es el de fiesta clandestina, una modalidad ilegal cuyo riesgo sanitario es tan alto que quienes participan de este tipo de reuniones (ya sean numerosas o que comprometan a una moderada cantidad de personas) son pasibles de ser multados hasta por 1 millón de pesos.

En Mar del Plata, por caso, según se indica oficialmente, si bien en los últimos días bajó la cantidad de casos, cada noche se desbarantan en promedio, entre 9 y 12 intentos de reuniones de este tipo.

Pero también la vida de todos los días de cada uno de los veraneantes se modifica de la mano de la crisis sanitaria y los protocolos derivados de ella.

Así, mientras los grupos que viajan juntos y pertenecen a una misma burbuja pueden estar a una corta distancia en la playa, se observa entre ellos una costumbre nueva: la de utilizar un mate personal.

Otra característica comentada entre miembros de una burbuja es que muchos evitan socializar en la playa con otros grupos para evitar cualquier riesgo de contagios.

La búsqueda de playas anchas y espaciosas es otra de las características de esta temporada, que se repite y puede observarse en distintos destinos del país.

Y aunque la larga convivencia con el coronavirus ya acostumbró a la población al uso del barbijo, el verano sumó la costumbre de llevar siempre uno o más barbijos al equipo para ir a la playa.

De la misma manera el alcohol en gel se suma al bronceador y las ojotas en la lista de artículos indispensables que transportan los viajeros de esta temporada.

La temporada 2021 también vio surgir un renovado interés por los paseos por espacios abiertos, un rasgo que se potenció en muchas regiones del interior donde decidieron no viajar a destinos tradicionales.

Por otra parte, otra tendencia que se notó en todo el país -y esto entre quienes decidieron no veranerar- fue la de reemplazar el viaje de vacaciones por el alquiler de una quinta con pileta en un lugar cercano al propio domicilio.

 

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