VIDEO. Qué se sabe del macabro hallazgo tras el brutal crimen con sello mafioso en Los Hornos

La víctima tenía 20 años y, según se desprende del informe preliminar de autopsia, tenía golpes, una herida cortante a la altura del tórax y signos de asfixia. El cuerpo apareció en 167 y 65. Ese no sería el lugar del crimen

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El macabro hallazgo tuvo lugar en una zona descampada de Los Hornos, que parece estar enclavada en medio de la nada. Pero a poco más de 100 metros de ese lugar, surge la traza de la avenida 66, en ese tramo conocida como ruta provincial número 10, con un caudal de tránsito imponente. Es una especie de dicotomía muy marcada. En 165 y 67, sitio en el que descartaron un cadáver maniatado, amordazado y con la cabeza tapada, relucen las polvorientas calles de tierra rodeadas de matorrales, loteos vacíos y algunos invernaderos. Y apenas a una cuadra y fracción de distancia, el progreso, el pavimento y la urbanización.

Lautaro Centurelli (20), como fue identificada la víctima por calificadas fuentes judiciales y policiales, tenía golpes en todo el cuerpo, un puntazo en el tórax y signos de asfixia. Qué causó su muerte, es cuestión de análisis pericial. Lo que sí marcaron los investigadores fue la saña con la que lo atacaron. Y también cómo arrojaron sus restos. Bien con el sello de la mafia o el mundo del hampa.

Siempre a decir de los voceros consultados, Centurelli tenía antecedentes por delitos contra la propiedad. Muchos. Sobre todo de cuando era menor.

En las redes sociales, su lenguaje corporal parecería avalar ese modo de vida. Tanto que en varias imágenes se lo ve haciendo la figura de un arma con sus manos.

Qué ocurrió realmente, es motivo de análisis en la oficina del fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta. La familia, en las primeras horas de la investigación, no se habría mostrado muy dispuesta a cooperar. Un poco por el dolor propio de la pérdida y otro poco, según entienden los pesquisas, para no ventilar algunas cuestiones que se mantienen en reserva. Por miedo o por alguna otra razón que todavía no salió a la luz.

Centurelli estaba atado de pies y manos, amordazado y con la cabeza tapada. En sus manos, le colocaron guantes de lana de color negro.

Donde tiraron el cuerpo, en horas de la madrugada, no sería el lugar donde lo mataron de la peor manera.

Por eso un grupo de detectives de la DDI La Plata está detrás de algún testigo o, la existencia de imágenes, si encuentran equipos de monitoreo en la avenida 66 o en alguna propiedad cercana. Algo que se vislumbra complejo.

La presunción es que trasladaron el cadáver en algún vehículo y allí quedó hasta que un vecino lo descubrió por la mañana y llamó a la Policía a través del 911.

Los informantes señalaron que Centurelli vivía en el barrio San Carlos, sobre las calles 529 y 144.

la principal hipótesis

Por estas horas, descartado el móvil del robo, los datos relevantes que podrían hacer avanzar el caso hacia su resolución deberían surgir de su entorno más cercano.

Conocer quiénes eran sus contactos, con quiénes se reunía y qué estuvo haciendo en las últimas horas, es indispensable para armar este verdadero rompecabezas.

Se habla de una venganza o de alguna disputa por razones que se deben dilucidar.

“Su cuerpo habla. Lo atacaron con saña, con intenciones de hacerlo sufrir”, aseguró una persona que recorrió la escena y vio el estado del cuerpo.

“Tarde o temprano, alguien hablará. Ahora es difícil, pero debemos ser pacientes y esperar ese momento”, agregó.

POCO MOVIMIENTO

Por las características propias de la zona, en principio no hay vecinos que puedan aportar mucho sobre lo sucedido.

Sí se escucharon testimonios que marcan la inseguridad que reina en el lugar (ver aparte) y que tiene a todo el mundo preocupado.

Más allá de eso, hubo cierta sorpresa por la brutalidad del hecho. Matizada por ser la víctima un desconocido, aunque el impacto se sintió.

“El cuerpo habla, lo atacaron con saña, con intenciones de hacerlo sufrir”, dijo un investigador

El propio fiscal Condomí Alcorta y, los efectivos del Gabinete Homicidios de la Dirección Departamental de Investigaciones local, estuvieron siguiendo en detalle el levantamiento de rastros y el examen -in situ- del cadáver.

Después una morguera lo trasladó hasta la sala de autopsia, donde los forenses emitirán su dictamen final.

Por ahora no hay detenidos ni sospechosos. Al menos no trascendieron detalles en ese sentido desde esferas vinculadas a la pesquisa.

Existe una máxima penal que reza: “Tiempo que pasa, verdad que huye”. Por eso, la búsqueda del o los homicidios ya comenzó.

 

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